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VE LO QUE IGNORAS

Paz y bien hermanos.

Una de las razones que dan las personas después de un accidente es: “no lo vi”, “no sé de donde Salió”. De igual manera una de las razones por la que las personas no pueden ver lo que otros ven es la ignorancia. Porque quien ve un número, es posible que no vea una letra, porque aquello de lo que no se sabe, no se conoce, no es ante el ojo y la mente algo que tenga sentido. Quien ve el alfabeto ruso o árabe pensara de el inicialmente que es una cantidad de garabatos, mas quien se educa e investiga, llega a la conclusión de lo que realmente representa. No ver, o no saber son razones de este mundo para justificar muchas cosas, tendencias, ideologías o actitudes.

¿Puedes ver el aire que reina en tu hogar? ¿Sabes que sueños tú pareja o tus hijos han abandonado? ¿Puedes ver la vida que vives y enmendar lo que no se ve bien?

No basta con ver, hay que hacer algo con lo que se ve, porque o sino es como si no se hubiese visto. Es lo mismo que querer decir algo y no decirlo, nunca fue y nunca será por no haberse dicho.

Se pueden escalar montañas en los sueños, mas solamente los que han llegado a la cima y han aspirado el aire frio, puro y han sentido la fuerza del viento sobre sus cuerpos pueden atestiguar que la montaña existe y es real.

Jesús paso por la vida de muchos y paso por las sendas, caminos y mares de otros, más para algunos Jesús no existió, fue un transeúnte más de quien no se supo nada y a quien se ignoró por ignorancia. Fue un alfabeto desconocido, una música extraña, un dialecto ajeno, un ser más. Por eso Pedro se dirigió a quienes así vieron a Jesús diciéndoles: “Sin embargo, hermanos, sé que lo hicisteis por ignorancia, y vuestras autoridades lo mismo; pero Dios cumplió de esta manera lo que había dicho por los profetas, que su Mesías tenía que padecer. Por tanto, arrepentíos y convertíos, para que se borren vuestros pecados”

Hay un océano en la palabra de Dios. Por eso, para sumergirse en la vida de Jesús, hay que nadar las aguas de su palabra, empapar la mente y el corazón de su testimonio y ver lo que antes no se veía, y que nos ha causado tantos accidentes en la vida. Hay una cima que escalar para llegar a creer en quien no se creía y caminar la senda que Jesús camino durante su vida, el camino hacia Dios.

Para quien guarda su palabra, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud. En esto conocemos que estamos en Él.

Abre tus ojos al Espíritu de Dios, quien no se ve a menos que te sumerjas en su palabra, mas cuyas olas y su fuerza empuja y empapa lo más profundo de nuestra existencia. Ora para que se abran tus ojos espirituales, para que veas la fuerza sanadora y reparadora de Dios y tu vida tome la forma y la senda que Dios diseño para ti. Dichosos quienes creen sin haber visto.

Bendiciones


Lucas (24,35-48)



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