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TUS SEMILLAS HOY, TU FRUTO MAÑANA

Paz y bien hermanos.

El gorrión, se alimenta de pequeños guijarro s, boronas, desperdicios que encuentra en su camino. Al caer de la tarde su buche está lleno gracias a lo que recogió durante el día. ¿Has logrado algo en la vida, con pequeños pasos? ¿Has visto construir una casa, una piedra a la vez? ¿Sabías que cada página de un libro se escribió, poco a poco, lenta y pausadamente?

En la creación, queda el ejemplo más claro de cómo se construye lo mejor, lo duradero, lo cierto y lo verdadero. Es a través de pequeños pasos, cada minuto, cada hora, cada día. Es con dedicación y perseverancia, con amor y con paciencia, con esfuerzo y siguiendo un plan.

Una familia es un semillero donde se debe seleccionar cada día lo mejor, cultivar lo bueno y apropiado y se debe desechar lo triste, oscuro y contaminante. Es un esfuerzo de dos y un trabajo de todos para cultivar solo las mejores semillas.

Jesús esperó 30 años de su vida, para iniciar a trabajar en la misión que se le encomendó. En ese tiempo edificó en su interior, en su personalidad, en su vida, en su mente y en su corazón, la presencia constante de Dios. Practicó con las herramientas que construyen la fe (la oración, el perdón, la perseverancia, la paciencia). Y sobre todo, se aseguró de que seguía cada día la voluntad de Dios y su plan.

Jesús, se presentó ante la humanidad como alguien tan pequeño como la semilla de mostaza, pero capaz de crecer tan grande, que en sus ramas puede albergarse la humanidad.

Jesús dejó plasmada sobre la tierra una pequeña semilla de fe, la cual se puede sembrar en el corazón de la persona, para que germine y lleve su gracia, su bondad y su misericordia a quien la recibe, la acepta y la cultive.

Dios no busca quienes hagan lo grande, sino a quienes aceptando lo pequeño de la fe, permitan crecer en su vida, su mente y su corazón la grandeza de Dios, su bondad, su plan, su amor para la humanidad. Busca, a quienes quedándose pequeños como Jesús, cultivan la belleza y la grandeza del reino de los cielos en la vida terrenal, cada día, toda su vida.

La fe, deambula buscando quien se enamore de ella, quien desee construir una vida nueva con ella. La fe es la pequeña semilla de mostaza que un dia, si se cultiva bien, alojará los sueños de muchos, abrazandoles, acogiéndoles y amándolos como Jesús nos lo enseño.

Bendiciones

Mateo (13 24-43)



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