TU PAGO ESTA EN DAR

Paz y bien hermanos

La lluvia puede ser para muchos un problema, un mal día, pero para otros producto de alegría y de gozo. A algunos los detiene y a otros les impulsa a continuar para sobrepasarla.

Es que la vida da frutos día a día, que son para algunos un beneficio y para otros un pago, que son un obstáculo o mas bien una fuente de enseñanza y preparación personal. Cada día puedes beneficiarte según sea tu actitud frente a los dilemas de la vida, o puedes destruirte si te pagas a ti mismo con la moneda de la tristeza, el agobio, el egoísmo, la inseguridad, el temor.

¿Eres consciente de que debes cuidar tu cuerpo como también tu alma y de que ambos deben recibir de ti atención, cuidado y tiempo? ¿Reciben tus seres queridos el mismo trato, el mismo amor, al comienzo del día como al final, cada día de la semana, en cualquier momento del día? ¿Miras las imperfecciones de tu vida a menudo o te enfocas en superarlas, en gozar tus logros para ayudarte a perfeccionarla?

Jesús construyó por 30 años el puente que le permitiría resistir el peso de la humanidad, para que ella pudiese cruzar el abismo del pecado, la enfermedad, la tristeza hacia Dios. Porque: “El Señor es justo en todos sus caminos, es bondadoso en todas sus acciones; cerca está el Señor de los que lo invocan, de los que lo invocan sinceramente”. Jesús, empezó su labor en la viña de Dios, desde antes del amanecer de su vida, y la continuó hasta bien caída la tarde de esta. Y el pago que recibió, fue sacrificarse por la humanidad. Porque: “Como el cielo es más alto que la tierra, mis caminos son más altos que los vuestros, mis planes que vuestros planes”. " Cuando oscureció, el dueño de la viña dijo al capataz: "Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros." Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno”. Ora siempre y en todo lugar sin esperar ningún pago por tu dedicación y tu esfuerzo. Escudriña la palabra de Dios desde el comienzo de tu día hasta la caída de la tarde y que tu pago sea la el amor, la paz, el gozo, la fortaleza, la alegría. Que puedas dar a quienes ni aman, ni oran, ni leen la palabra ese mismo pago para la gloria de Dios.

Bendiciones

Mateo (18,21-35)