TU ELIGES: EL BIEN O EL MAL

Paz y bien hermanos

Sin agua la humanidad perece.  Sin aire, sin alimentos, la humanidad perece.  Sin la luz del sol , sin la paz, sin el amor, la humanidad perece. 

Cuando al menos uno de estos elementos es afectado o corre el peligro de  desaparecer, la humanidad empieza campañas con miras  a trabajar para evitar que se extinga.  

A pesar de esto, la humanidad no quiere  dejar de vivir como vive, pensar como piensa y actuar como actúa. Cada persona espera que sea otro quien haga el trabajo.  Y son precisamente estas acciones o mejor aun esta actitud,  la que acaba día a día con el agua, los alimentos,  el aire puro, la luz del sol, la paz, el amor.

Si cada individuo hiciera un alto a su vida, purificara su mente, cuerpo y vida y eliminara los contaminantes que le corroen lentamente, entonces el mundo sería el paraíso tal y como fue diseñado desde el inicio de la humanidad, sin esperar que sea otro quien haga el esfuerzo, el sacrificio. 

¿Cuántas cosas rompes diariamente y cada cuanto reparas o reconstruyes en tu vida?

¿Qué contaminantes agregas a tu cuerpo, alma, mente o corazón y que acciones tratan de purificarte?

¿Si sabes que pareces todos  los días,  entonces que agrega vida a tu existencia?

Jesus le dio la llave a la humanidad para abrir la puerta que la salva de toda la oscuridad que recae sobre el mundo, más la humanidad interpreta sus palabras de forma individual y conveniente:  

Jesús repitió:

«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».

Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo:

«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonen los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengan, les quedan retenidos

Que tu oración te acerque al camino de Jesus y te ayude a agregar vida a tus días. 

Que la palabra de Dios te lleve al camino que conduce al padre y te ayude a agregar vida a quienes Dios pone en tu senda. 

Bendiciones

Juan (20 19-23)