TRANSFIGURADO
Paz y bien hermanos.
El mundo a transfigurado el concepto de humanidad. Son muchas las personas interesadas en su apariencia personal. Van al gimnasio y también cambian sus hábitos alimenticios para poder llegar a tener la imagen tan deseada. Son pocas las personas que ejercitan en busca de la salud, de la paz mental y muchas menos que se ejercitan para poder salir a ayudar y servir a los demás.
¿Lo que comes tiene como objetivo alimentarte o saciar el hambre? ¿Las cosas que haces en la vida son para tu beneficio personal o su razón principal son tu familia? ¿Qué cambios son los mas importantes en tu vida, los físicos, los mentales, los espirituales, los laborales, los económicos o los familiares?
Hay quienes se levantan al primer rayo del sol y a pesar de la claridad afuera, se sienten rodeados de penumbras, de dolor, de angustia. Hay quienes salen de sus hogares enfadados con alguien a quien aman y le sonríen y abrazan al mundo afuera que ni les conoce ni les ama. Hay que aprender a conocerse a si mismo para poder transfigurarse. He aquí los ingredientes para hacerlo.
Jesus oraba porque sin la oración, no había en su existencia, ni luz, ni guía, ni consejo, ni fuerza, ni plan. Jesus ayunaba, porque sin ese pequeño sacrificio, no se construía la capacidad para otros más grandes. Jesus escuchaba, porque sin hacerlo, no hubiese podido atender las peticiones terrenales, sin antes seguir las instrucciones celestiales. Jesus preguntaba, porque para sacudir las mentes dormidas, despertar las almas sometidas, animar las oprimidas y estimularlas hacia la vida, necesitaba sondear, escudriñar y aclarar, si aquellos rostros buscaban en realidad la vida o pretender vivir, en medio de la oscuridad, las retoricas y las teorías.
Jesus te invita a cambiar tu rostro confundido, o extraviado, o indeciso, o triste, o iracundo, o golpeado, por uno transformado por el Padre Celestial, que no mira lo superfluo sino lo verdadero, no se detiene en lo aparente, sino en lo importante, no miente con sonrisas, sino sonríe ante los retos y las mentiras de la vida.
Ora, medita, ayuda, sirve, sacrifica, entrega y abraza, para esculpir un nuevo rostro en tu vida, para sembrar una sonrisa, y grabar tus huellas en la vida de necesitados, pobres, enfermos, inválidos, solitarios, tristes y abandonados, como también en tu propia familia.
Que tu vida refleje a Dios, y tu perseverancia te acerque cada vez más a su presencia, para que seas testimonio de su amor, su misericordia y su paz, en tu rostro transfigurado.
Bendiciones
Mateo (17 1-9)
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