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TALITHA QUMI

Paz y bien hermanos.

Con palabras como “haya luz”, el mundo salió de la oscuridad. Las palabras “día y noche” separaron dos caminos, crearon una senda. “cielo y tierra” separaron dos mundos. Con palabras se sembró sobre la tierra la hierba, los animales, las flores, las plantas, y sobre las aguas y mares, los peces, y en el cielo las aves, las estrellas, los cuerpos celestes.

¿Qué palabra saca tu existencia del letargo? ¿Cómo nacen tus sueños y metas y de qué manera a ellos se llega? ¿Qué diferencia hacen en tu vida las palabras buenas y las malas?

El llanto de un bebe es palabra que habla al corazón, y el soplo del viento sobre las ramas palabra que calma la razón. El roce del agua sobre las rocas en el arroyuelo, o el fulgor de las olas sobre la playa, son palabras también. El silencio es una palabra que siembra, cultiva, penetra, inculca, sana, fortifica, forma y segrega paz que invade y emana.

Las palabras que rasguñan la tierra, siembran, cultivan, irrigan, afloran y dan otras semillas que no terminan de germinar y producir más vida, apoyo, sombra y alimento a la vida humana.

Hay palabras que dan abundancia más para algunos su egoísmo, les roba lo que sobra. Por eso, “Al que recogía mucho no le sobraba; y al que recogía poco no le faltaba.”

Dios se ha posado con su palabra y su presencia sobre toda la humanidad desde antes de que ella existiera, y con palabras Dios, cultivó todo el universo, tejió cada rincón, plasmó su belleza, su amor, su alegría, su paz en toda la creación. Por eso está escrito en su palabra: Señor, sacaste mi vida del abismo, me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa.

Cada palabra es una piedra que se usa para construir cuando su esencia lleva apoyo, fuerza, amor, alegría. Es una semilla cuando su esencia lleva vida, lleva paz, armonía, cuando comunica esperanza y sueños. Cada palabra es un abrazo, cuando cuida, acerca, ama, acompaña, unge, ora y clama. Cada palabra es un tesoro, cuando entrega sin esperar recibir, aporta, contribuye, educa, comunica y alimenta el deseo de vivir, de existir, de ser.

Cuando las palabras extraviaron la humanidad, cuando las respuestas del hombre negaron a Dios, Él, envió sus mensajeros para traer nuevamente palabras de aliento, de vida sobre la oscuridad de las mentes y corazones humanos. Jesús, es la palabra que renueva, es el amor del padre que sana, que ilumina, que guia, que abraza, que perdona, que levanta, que cuida. Jesús instruye, encamina, y se hace palabra con sus propias acciones y hechos.

Con Jesús, se escribe un nuevo capítulo en la palabra de Dios. Es Jesús, la expresión misericordiosa, amorosa, humilde, del Padre. Son sus huellas, la respuesta a la obediencia, al plan de Dios. Es su discipulado, la semilla de mostaza que sembró sobre la tierra para anidar la humanidad entera y resguardarla del mal.

Dios sopló vida con una palabra y sobre ella lo ha construido todo y lo ha dejado escrito para que otros se construyan con ella.

Dios te dice en su palabra: Talitha qumi (que significa: contigo hablo, levántate). Dios espera hoy tu respuesta, en tus palabras, tus mensajes y tus acciones, en tu presencia en todo cuanto Él ha dejado prescrito para tu salvación. Respondele a Dios, con oración diaria, con la lectura y el estudio de la palabra, con el cambio de tu mente y tu corazón. Respondele no con palabras sino con acciones de vida, de paz, de amor, de misericordia. Levantate y vive el evangelio.

Bendiciones


Marcos (5 21-43)



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