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SOLO QUIERO TU PRESENCIA

Paz y bien hermanos.

En un supermercado una madre le ofrece a su hija comprarle todo lo que ella quiera, mostrándole todo tipo de golosinas y caramelos. La niña de escasamente 5 años, le dice a su madre. Yo no quiero nada de esta tienda, yo solo quiero que tú estés conmigo siempre. Y corriendo hacia su madre se le abraza de sus piernas. La madre dejo caer todo lo que tenía en su mano, abrazo a su hija y lloraron las dos allí en un rincón de este mundo que tú y yo pisamos. Esta escena es hoy día cada vez más común. Esta madre dejaba a su hija cada jueves en la casa de un familiar y la recogía cada lunes en la mañana de nuevo, para poder dedicarse de lleno a su restaurante.

¿Has dejado de lado lo que realmente vale en tu vida, para hacer algo que en el fondo no vale tanto? ¿Cuándo llegan tus hijos del colegio estás en tu casa? ¿Cuándo estás en tu casa estas con tu familia o con la televisión, el teléfono, la computadora o tus amistades?

La vida se escapa cada segundo por la rendija de las ventanas, de las puertas, por los poros y en cada mirada que das en tu existencia. Lo que no hiciste ya se quedó sin hacer. Muchas cosas que hacemos llegan tarde. Un beso, un abrazo, una excusa, un perdón, una atención, una palabra, un consejo, un deseo, un sueño, un éxito, un saludo, una mano, un amigo, un hermano, una sonrisa o un mensaje de aliento.

Hay quienes quieren amar, cuando ya todos se han ido y la soledad les acosa y sienten que solo queda el nido. Hay quienes quieren aconsejar cuando el error ya se ha cometido, cuando las consecuencias se están viviendo, cuando se haya en un lecho postrado y herido. Hay quienes hubiesen querido retroceder el tiempo para haber evitado un divorcio, un mal entendido, una bancarrota, un suicidio, un dolor y una pena que no encuentran alivio.

Jesucristo no dejo nunca a sus apóstoles, ni siquiera cuando en la cruz estuvo atacado, escupido, ultrajado e incomprendido. No dejo a la humanidad, sino que más bien la acerco cuando se levantó como testigo del amor y de todo lo que había dicho, hasta morir para justificarlo y comprobarlo, como su Padre se lo había pedido. Su presencia amo a quienes le siguieron y ama hoy a quienes aún le siguen porque han comprendido que todo el que cree que Jesús es el Cristo ha nacido de Dios, pues todo lo que ha nacido de Dios vence al mundo.

Y Jesús resucitado se presentó ante sus apóstoles y exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.»

Hay quienes no han estado presente cuando Jesús en su búsqueda ha venido y aun no creen que les busca a pesar de que Jesús siempre está presente. Jesús les dice: «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.»

Dios está presente en cada instante de tu vida, hazte tu presente en la vida de Dios, porque dichosos los que crean sin haber visto.

Busca a Dios en su palabra, en tu oración, en su resurrección. Dios, como la niña del supermercado, solo quiere tu presencia, dejate abrazar por Dios.

Bendiciones


Juan (20,19-31)



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