¿SOLIDARIO O SOLITARIO?
Paz y bien hermanos
Cuando se pierde una letra en una palabra se trastorna el mensaje, cuando se extravía una palabra en una oración, se modifica la realidad, se transforma la intención y el sentido, se pierde el plan, el camino.
Así como un pastor busca la oveja perdida, recoge a las descarriada; venda a las heridas; cura a la enferma: y las cuida a todas. Así mismo, la persona cuida y pastorea sus pensamientos y palabras, el agricultor de sus tierras y semillas, el padre de su esposa y de sus hijos.
¿Cómo un buen pastor sabe sus obligaciones, sabes cuál es tu responsabilidad contigo, con tu familia y con el mundo? ¿Luchas por obtener tus propias victorias y éxitos, sin importar la de quienes te rodean y encuentras en tu camino? ¿Cómo la oveja extraviada, has omitido algo en tu misión personal diaria, que puede estar cambiando el verdadero sentido de tu vida y la de otras personas a tu lado?
Jesús es el buen pastor, quien dejó inscrito con el cumplimento de su misión y su sacrificio: “Si por un hombre vino la muerte, por un hombre ha venido la resurrección. Si por Adán murieron todos, por Cristo todos volverán a la vida.”
En tu vida diaria, omitir o cambiar palabras es extraviar el camino y tu verdadero propósito y esto afecta tu realidad y la del rebaño de Cristo. Jesús te invita a heredar el reino preparado para ti desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme. Que tu nueva realidad te integre al rebano de Cristo, a su palabra sin quitar ni cambiar nada, a la tarea diaria de dar, vestir, visitar a ti mismo, a tu familia, a el forastero, a quien Dios ponga en tu senda.
Que tu oración dé, vista, visite, alimente, mitigue la sed, hospede al necesitado, al incapacitado, al preso, al pobre, al niño, al hijo, a la familia que es tu rebaño. Que la palabra de Dios te fortalezca para que puedas aceptar, vivir y actuar en tu realidad sin miedo, sin pena, sin tristeza, sin preocupación, y poner tu vida en las manos de Jesús, el buen pastor.
Bendiciones
Mateo (25 31-46)
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