SIN TIMON, NAUFRAGARAS

Paz y bien hermanos

Ningún vehículo es eficiente sin un timón. Es que en el trayecto de toda senda hay que hacer cambios y reformas, hay que virar hacia el sur o el norte, hacia la izquierda o la derecha, hacia lo correcto o lo incorrecto, hacia la verdad o la mentira. Eliminar el timón es silenciar el camino y dejar que la vida se estrelle una y otra vez para poder llegar al lugar que se desea. Es acallar la conciencia para que no intervenga en las decisiones y se pueda hacer lo que se anhela a pesar de que sea malo o genere mal a alguien.

¿Hay un timón en tu mente, hay uno en tu corazón, hay un timón en tus acciones, en tus palabras, en tu vida? ¿Cuándo te equivocas y no te auto corriges, te das cuenta de que pierdes la paz, la alegría y la felicidad y contigo la de quienes te aman? ¿Sabes que cuando otros te corrijan o te orienten podrías volver a tomar el control del timón de tu vida? ¿Has silenciado también su guía y su consejo?

Jesús vino a extender su mano sanadora, a alimentar tu alma y tu corazón, a devolverte tu dignidad humana, a levantarte de tu dolor y tu miseria, a rescatarte de la cárcel del pecado. Jesús vino a romper las cadenas que hay en tu mente y tu corazón y a hacerte instrumento de su paz para que también le ayudes a rescatar a tus hermanos y te dice: “Si tu hermano peca, repréndelo a solas entre los dos. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un gentil o un publicano”

Que tu oración diaria sea el timón que te dirija todo el tiempo. Que la palabra de Dios sea tu guía y tu consejera, sea tu correctora y tu mensajera. Que seas instrumento de la paz en el nombre de Cristo porque “si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre del cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”

Bendiciones

Mateo (18,15-20)