RECONSTRUIDOS POR EL ARTISTA
Paz y bien hermanos.
A la orilla del camino había una casa abandonada y destruida. Un artista se paraba frente a ella a contemplarla por algunos minutos de camino para su estudio, y después de observarla un buen rato, seguía su trayecto.
Después de algún tiempo la casa fue puesta a la venta y el artista, que se había pasado tanto tiempo contemplándola, fue el nuevo propietario del lugar. Semana tras semana, mes tras mes, aquel horrible lugar fue adquiriendo una nueva apariencia reflejando el toque de su dueño, hasta que al final, en lugar de la vieja y mal vista propiedad, que por muchos años afeaba el vecindario, ahora en ese mismo lugar se levantaba una casa, muy blanca con su impresionante gracia y belleza.
Era la misma casa, pero ahora con un aspecto impecable que antes no tenía. Y todo este cambio sucedió, porque hubo un artista que la compró, tomó a su cargo la construcción y se fue a vivir en ella. Dios hace lo mismo con nuestras vidas. Él, como supremo artista, puede ver más allá de las apariencias y conoce el potencial que hay en nuestras vidas. Tal vez sientes que nadie te da valor, que te han abandonado o te consideran un caso perdido; pero el Artista ve más allá de lo evidente y cuando empieza a trabajar en nosotros y poner su toque personal en nuestras vidas nos da el valor real que tenemos.
¿Abandonarías un hijo, un hermano, un pariente, tu conyugue, porque ha fracasado, ha caído, ha pecado, se ha perdido del camino? ¿En el interior de tu vida, podrías encontrar construido algún lugar abandonado y destruido como esta casa? ¿Quisieras entregárselo a Dios para que lo repare? Es muy difícil encontrar el camino cuando no se conoce la meta. ¿Podría ser que tus metas destruyan o abandonen la vida de otros?
Dios quiere transformarnos día a día y convertirnos en su obra maestra. Permite que el Artista trabaje en tu vida.
Jesús no descansa ningún día de tu existencia buscandonos. No importa lo hayamos hecho, Jesús, desea restaurarnos en la mejor casa para el Espíritu Santo, en la mejor morada para el amor, en la mejor residencia para la caridad humana, en la mejor construcción para albergar la vida de los destruidos y perdidos en esta vida. Jesús ama tanto a quienes están extraviados que les dice: “¡Alegraos conmigo!, he encontrado la oveja que se me había perdido”. comamos y celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado”.
Jesús ama nuestros enemigos, busca restaurarlos, transformarlos y perdonarlos. Alégrate cuando ellos encuentren a Jesús porque habrá gran fiesta en el cielo. Cuida tu senda, tus pasos, y tus acciones, para que a través de la oración se mantengan firmes y solidifiquen la construcción que Dios está haciendo con tu vida. Que la palabra de Dios agregue cimientos, belleza y seguridad a tu casa interior, para que, transformado, des testimonio de la gracia divina que edifica tu vida todos los días.
Bendiciones
Lucas (15 1-32)
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