¿QUE FUE ESCRITO EN TI?

Paz y bien hermanos.

Con los dobleces de un papel se hace un avión y se elevan con los sueños, alegrías, risas y se alimentan el alma, la mente y el corazón de un niño. Con un papel se trazan mensajes del alma que llevan imágenes, dibujos, bosquejos a todas partes. Con un papel se construye el barco que navega sobre las aguas del lago y transporta la risa y el cargamento de esperanzas de un niño que le ha puesto a navegar. Con un papel se puede construir un hogar y se puede destruir el mismo y las vidas que alberga. Con un papel se ensena a escribir, a leer, a crecer a vivir. Con un papel se hacen eternos los consejos, los pensamientos, los abrazos, los besos, los regalos de la mente y el corazón.

¿Qué tipo de mensajes puedes transmitir en una tarjeta, un papel un cuaderno, una hoja? ¿Has descubierto cuál es tu papel en esta vida y sabes lo que en ese papel está escrito y lo que se espera de ti? ¿Si pudieses escribir cual es el papel de otros en tu vida, acaso sabes, que escribes con tu vida en la vida de ellos?

Jesús no escribió en papel sino en hechos y ellos hablan por sí solos. No hay un momento de la vida misionera de Jesús, que no hable de Dios, de su deseo de abrazar no con palabras sino con sacrificios, con su presencia, con su misericordia, su perdón, su comprensión la vida de todos y cada uno de los seres humanos. Escrito ha quedado con las huella de la vida de Jesús, no en papel sino en el barro del ser humano, en la piel de las personas, en la mente, en los corazones sanados, en los huesos, las vidas, las personas reparadas. Escrito en las aguas que obedecieron a Jesús, y en los peces que cayeron en sus redes, en el polvo de los caminos que se enredó en las sandalias y la túnica de sus apóstoles. Escrito ha quedado en las aguas del bautismo de Juan la presencia de quien no merecemos desatarle sus sandalias, más de quien podremos recibir un bautismo con agua y con el Espíritu Santo. Escrito ha quedado en la vida de quienes le vieron, le siguieron, le odiaron o le admiraron, la bondad, el sacrificio, la sangre, la paz, el amor, de Jesús, el hijo de Dios.

Dios ha dejado escrito en renglones torcidos, en el sufrimiento, en la pena, en la injusticia de la humanidad, en el pecado, en la ambición, en la malicia, en los malos deseos de los seres humanos, su mensaje de salvación, de reconciliación, de conversión. Y así como dijo de Jesús: Tú eres mi Hijo, el amado; en ti me complazco, Dios hoy escribe en la palma de tu mano, si la extiendes hacia Él, en la planta de sus pies, si sigues sus pasos, en tu mente, si escudriñas en la palabra de Dios tu papel en la vida, en tu corazón, si decides amar a Dios sobre todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo. Dios hoy escribe de ti: Mirad a mi Siervo, a quien sostengo; mi elegido, en quien me complazco.

Deja moldear tu vida por Dios para que haga de ti el avión que el lanzara por los aires para llevar entre sus dobleces las bendiciones y deseos de su presencia en tierras lejanas. Dejate tomar de la mano para que surque los mares, los caminos, la senda, los valles en busca de quienes tienen hambre y sed de justicia, de amor y paz. Deja que Dios escriba en tu sangre y en tu vida, la mejor página de vida, para que la puedas transmitir con tus acciones y tu vida. Deja que la oración te de alas, te instruya, te calme, te abrace, para que Dios pueda hacer morada en ti y escribir tu papel en esta humanidad.

Bendiciones

Lucas (3,15-16.21-22)