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PREPARA EL VESTIDO, YA FUISTE INVITADO

Paz y bien hermanos.

Imaginate que has recibido una invitación a la fiesta más importante del mundo entero.  La única condición para participar es que vayas vestido lo más humilde posible y que no lleves absolutamente nada aparte de tu traje mas sencillo. Cuando llegas al sitio encuentras una cantidad enorme de personas que llegaron antes que tu, pero se mueve rápidamente las filas y cuando menos lo esperas llegas al área demarcada: “Basculas”. Quien lo iba a decir, para entrar en la fiesta debes ser pesado.  De repente tus pies tocan un metal y en frente tuyo sale marcado 300 y a otros 200 y a otros 50 y  la mayoría de los ninos 1000 y algunos ancianos 800 y eso es lo último que ves porque se abre una de tres puertas y eres deslizado a través de ella. 
Muchos fueron invitados  y pasaron la puerta más fueron dirigidos a un callejón que los alejo del sitio y los regreso a casa. Quienes llegaron a 300 fueron enviados atrás del salón quienes marcaron 600 al medio del salón y quienes fueron arriba de 900 estaban siendo sentados al frente. 
Sobre la mesa donde te sientas, encuentras tu nombre y el total de tu peso y la siguiente explicación:   Te pesamos el corazón para saber cuánto has amado, Te pesamos la mente para saber cuánto has orado, Te pesamos las manos para saber cuánto has dado, Te pesamos las piernas para saber a cuantos has guiado, Te pesamos tu cuerpo para saber cuánto has sacrificado. Y te pesamos también el alma para saber si la has alimentado con la oración, la palabra y la fe.   
¿A la hora de pesarte a ti, en que áreas crees que lograras pesar más y donde menos?  ¿Si sabes que puedes ayudar a alguien a prepararse para ir a esta gran fiesta, que le aconsejarías para que su peso aumente y logre llegar al salón de fiestas? ¿Qué crees que debes de eliminar de tu vida que sabes te restará peso o te podrá perjudicar en el momento de pesarte?
Porque es así como Dios prepara casa a los desvalidos, libera a los cautivos y los enriquece. 
Prepara tu vida diariamente para que ella misma sea una invitación a una fiesta donde quienes asistan hallen paz, alivio, consuelo. Invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; y serás bienaventurado, porque no pueden pagarte; te pagarán en la resurrección de los justos. Prepara tu vida para que desborde alegría y bendición y seas un preámbulo del gran salón de fiestas al que todos están invitados y de esta manera todos anhelen llegar allí un día. Lucha, no para que seas sentado en el puesto principal, sino para que seas sentado. , no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y venga el que os convidó a ti y al otro, y te diga: “Cédele el puesto a este”. Viste entonces tu vida con humildad, tu mente con paciencia, tu corazón con verdad, tus acciones y pensamientos con amor y así podrás acercarte a Dios, juez de todos; a las almas de los justos que han llegado a la perfección, y al Mediador de la nueva alianza, Jesús.
Bendiciones

Lucas (14,1.7-14)



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