PAGINAS DE OTOÑO
Paz y bien hermanos.
Se pasa la página del libro para continuar la senda que ella guía, más en cualquier momento se puede regresar y re empezar de nuevo. Mas no así las estaciones que se han ido no regresan, sino que se renuevan en una nueva página con colores y matices que dibujan huellas nuevas. En la vida de la persona hay muchas páginas escritas, hay un libro que se construye y hay también muchas estaciones. Aquello que se escribe con la vida propia, deja huellas imborrables, labradas en páginas ajenas en árboles y laderas, en ríos y praderas, en playas y en las mentes de quienes, junto a nuestro camino, escribían las suyas propias. Es que tu libro es solamente una parte de la historia, porque tus huellas escriben en páginas ajenas, aunque no lo quieras.
¿Qué has sembrado en cada una de tus estaciones y que paginas has dejado escritas en tu vida? ¿Puedes hoy compartir de tu cosecha o al menos alcanza para tu propia vida, o hoy te das cuenta de que el tiempo pasado nada dejaste sembrado? ¿Has intentado cambiar algo en tu vida y removido la maleza y la mala hierba y las rocas para que lo que germine perdure y permanezca?
Para Dios, el mundo entero es ante ÉL cómo un grano en la balanza, como gota de rocío mañanero sobre la tierra. Y Dios se compadeces de todos, porque todo lo puede y pasa por alto los pecados de los hombres para que se arrepientan. Jesús vino a enseñar a la humanidad como labrar una nueva vida, un nuevo camino, como erradicar los malos pensamientos que ensombrecen la paz y el amor de Dios, vino a fumigar los campos con alegría y oración para que a su paso se fertilicen las sendas y se alegren quienes por ellas pasan. Vino Jesús a entregar un mensaje de vida, aliento, amor, esperanza, gozo, alegría para que, en medio del suplicio humano, cada ser se pueda levantar y buscar tener una mejor cosecha, escribir una página mejor y vivir cada estación con plenitud y abundancia. Por eso Dios corrige poco a poco a los que caen, los reprende y les recuerda su pecado, para que, apartándose del mal, crean en Él. Cambia tus páginas de otoño, tristes, derrotadas, fracasadas, esclavizadas, oscuras, atadas, por páginas de alegría, luz y bondad, que te abracen diariamente e inviten a orar, a buscar a Dios, a seguir a Jesús, a profundizar en las enseñanzas de Dios. Irriga tus campos diariamente con la palabra de Dios, porque su lluvia no regresara al padre sin haber cumplido su propósito santificador y reparador en tu vida.
Y Jesús podrá entonces decirte: "Hoy ha sido la salvación de tú casa, pues también tu eres hijo de Abrahán. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido".
Bendiciones
Lucas (19 1-9)
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