NO DEJES QUE SE APAGUE TU LUZ
Paz y bien hermanos
El rostro se lava con las dos manos, la vida se camina con la mente y el corazón, las decisiones son siempre mejores si se toman entre dos. Hay en el interior humano una tendencia hacia el bien que se acaba cuando gana el mal, Una tendencia a decir la verdad, hasta cuando el temor lleva a la mentira. Un deseo por hacer el bien aunque se alimente el mal, un corazón que late en un cuerpo que muere. Una bendición es la vida, una herida, una enfermedad es la indecisión que conduce a la maldición. Por ello, cuida tu luz interior, para que la oscuridad exterior no la apague.
Jesús caminó por muchas sendas, visitó muchos hogares, personas, mentes, corazones, vidas y no encontró dónde quedarse en quienes le rechazaron. Mas Jesús vive aún en quienes por un segundo decidieron entregarle su vida.
Por ello, “En aquel tiempo, Jesús cogió a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto de la montaña, para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos.
Todavía estaban hablando, cuando llegó una nube que los cubrió. Se asustaron al entrar en la nube. Una voz desde la nube decía: «Éste es mi Hijo, el escogido, escuchadle.»
¿Que cambia tu rostro o tu vida y te alegra y te llena de amor y paz? ¿En dónde, en qué momento, en qué situación deseas amar, perdonar, dialogar, abrazar? ¿Sabes orar, perdonar, reconciliar, sanar, ungir, acampar en Cristo?
En la vida hay muchos caminos, valles y montañas. Busca en tu oración aquellos que son para ti, para acercarte a Dios, para llevar bendición, unción y su vida a tu existencia.
Busca en la palabra de Dios sus sendas y hazlas tuyas, sus pensamientos y aprenderlos, sus planes y vivelos, así serás luz, llevarás luz y transformarás tu vida y la de quienes Dios pone en tu camino
Bendiciones.
Lucas (9,28b-36)
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