MAR DE LAS INTENCIONES
Paz y bien hermanos.
La gota de agua se monta sobre la ola que la carga y lleva un poco más allá. Ella no se queda, no se estanca, hasta llegar a su meta. Se monta en otra ola y se deja llevar de la mano. Se sujeta firmemente y así un día conquista la playa tan deseada donde descansa de su faena, donde goza del fruto de su esfuerzo.
Como la gota de agua la vida se monta sobre los primeros rayos de luz y avanza segundo a segundo en busca de su meta, de su sueño, avanza en busca de sus propósitos y al caer de la tarde reposa para reganar la fuerza y replantear su propósito.
¿Has perdido tu impulso y tu fuerza por la ira, la decepción, la ambición o por la falta de intención? ¿Te ha faltado luz y has quedado perdido en la oscuridad sin saber cómo reencontrar el camino? ¿Son tus intenciones como las flores que mueren según la estación o son perennes y duraderas a pesar del tiempo y sus circunstancias?
Jesús es la flor que nunca languidece y en el invierno de la vida expele su aroma de misericordia y perdón. En la primavera apoya, levanta y estimula. En el verano, Jesús llena con su fragancia lo más recóndito del alma y el corazón, con su palabra. En el otoño, se transforma, se hace humano, se acerca y cae sobre la vida de la humanidad para cobijarla, petalo a petalo, con su gracia, su amor y su sacrificio
Jesús se hace palabra y como la gota de agua que busca las playas del corazón del ser humano que le permitan reposar, descansar, quedarse, Jesús ingresa en la vida de cada uno para avanzar cada día hacia su interior. Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, penetrante hasta el punto donde se dividen alma y espíritu, coyunturas y tuétanos. Juzga los deseos e intenciones del corazón.
Jesús es la ola que carga sobre su espalda la cruz y con ella el pecado de la humanidad, es la ola que carga los sueños e ideales de muchos y todos, de justos y pecadores, invitándoles a descargar lo mundano y dejarlo atrás, a despojarse delo innecesario, de lo trivial, de lo material, de lo corrupto, de lo profano y entregar toda riqueza personal con tal de hacerse gota, clara, transparente, liviana y llena de vida para que así, Él pueda llevarte hasta el Padre Celestial donde reposar y descansar.
«Os aseguro que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones, y en la edad futura, vida eterna.»
Que tu oración sea el motor de cada amanecer que fortalezca tu intención de llegar a los pies de Dios, minuto a minuto, hora a hora, día tras día, una ola tras otra ola.
Que la palabra de Dios sea tu Norte y Sur, la brújula, la guía, la consejera, el capitán, el timón de tu vida, para que no pierdas el camino, no extravíes la senda, para que cada momento de tu vida, te dirija a la ola correcta, en la dirección exacta, siguiendo siempre la senda de Jesús hacia su Padre.
Bendiciones
Marcos (10 17-30)
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