LUZ PARA EL CAMINO

Paz y bien hermanos.

No basta con encender una luz, si no se conoce el rumbo, si se anda perdido y sin meta ni camino. La luz que ilumina la vida es oscuridad cuando interiormente se está destruido, cuando mentalmente se encuentra vacío, cuando espiritualmente, hay confusión y hastío. ¿Puedes iluminar el camino de la vida de alguien? ¿Son tus acciones, todas claras? ¿Son tus huellas fiables, para que otros sigan tu camino?

Hay más luz en la palabra sincera que en una vela, hay más luz en el abrazo y la presencia, para quien está enfermo, solitario, abandonado, necesitado que la que hay en un esperma. Hay más luz en el consejo amable, en la caricia fiable, en la mano honesta, que en la iluminación de una ciudad entera. Hay luz en la persona que busca al necesitado y su tiempo y su apoyo le entrega. La cerilla puede encenderse y prender la hoja seca y ella incendiar un bosque y destruir hectáreas enteras. Basta una pequeña luz para encender la hoguera. Es así como un disgusto destruye una familia entera, acaba la paz, arrasa las ramas que protegían los sueños de hijos y arruina su vida entera. Así mismo basta la presencia de los padres para que un hijo sepa que es amado e importante y no solo una ficha de ajedrez para que el azar la mueva. La sociedad descompuesta son las cenizas que pequeños incendios muchos hogares destruyeran. Son la evidencia, de que la luz se apagó y cada uno emprendió un camino distinto sin importar que todo se destruyera. Los árboles, los nidos, los animales, los hongos, las semillas, las flores, las praderas, la misma tierra. Los hijos, las mentes, los corazones, la unidad, la paz, la alegría, la seguridad, la sonrisa primera, el abrazo y el amor que en la cuna un día recibieran, los sueños de novios, las promesas y las metas que un día les uniera.

Jesús es la luz del mundo y con ella todo fuego se extingue, como también toda oscuridad se destierra. Jesús nos dice: “Estad bien unidos con un mismo pensar y un mismo sentir. Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos”. Dejate iluminar por la palabra de Dios y llevala a tu vida entera, para que tu familia la vea y crea, no para que sea impuesta. Para que otros anhelen tu paz, tu amor, tu felicidad, tu comprensión y tu voz clara, tranquila y sincera.

En medio de la oscuridad de la noche, ora, para que se esparza en los sueños de tus hijos y tu familia, la luz de Dios y no se pierdan, y para que tu halles en tu caminar fortaleza.

El profeta anuncio la llegada de Jesús a nuestra tierra diciendo: El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló»

Aun hoy, tienes la oportunidad de llevar a Jesús a tu existencia para que se disipen las tinieblas, se aclare tu camino, y las sombras de muerte, dolor y pena, sean disipadas con Jesús en tu hogar, tu trabajo, tu mente, tu corazón y en toda senda que emprendas.

Cuando Jesús llega a la vida de las personas, se acaban la violencia, el sufrimiento, las penas, llega la sanación, la liberación y se ilumina todo para que vivamos el plan de Dios y no nuestra vida en una hoguera.

Acercate a Jesús y permite que su palabra sea semilla en tu interior y crezca. Irrigala y frutos veras en tu vida y en la de quienes toques con su gracia y su misericordia por doquier.

Bendiciones

Mateo (4 12-23)