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LA VISITA DEL SEMBRADOR

Paz y bien hermanos.

La mente es visitada constantemente por muchos pensamientos.  Algunos son abrazados y otros desechados, otros son detenidos y muchos otros  guardados para otro momento. Algunos pensamientos parecen traer su equipaje y alojarse por largo rato en la vida de las personas, y otros vienen sencillamente de paso para nunca más regresar.   ¿Sabes qué tipo de pensamientos se han quedado a vivir contigo?  ¿Entiendes la razón porque otros los fuiste rechazando?  ¿Eres de las personas que has bloqueado de tu mente y de tu vida, individuos, conversaciones, momentos o lugares por alguna razón?
Así como de repente golpean a la puerta de tu vida los pensamientos, de la misma manera llegan a ella las semillas que ellos cargan.  Aunque ellos se vayan sus semillas quedan para alimentarse del tiempo, del recuerdo, de la ilusión, de la esperanza, de los sueños, del deseo humano. 
Por eso cuando Jesús visito al paralitico, él empezó a caminar, el mudo pudo hablar, el ciego ver, el extraviado encontró una vida nueva, el leproso un cuerpo nuevo.  Jesús entrego a quienes le abrieron las puertas de sus vidas y de su corazón semillas que germinaron y dieron frutos por muchas generaciones.   
Cuando Jesús golpea a la puerta, Él no espera encontrar la casa barrida, la cena preparada, la vida en orden ni mucho menos decoraciones, lujos y comodidades extravagantes.  Cuando Jesús golpea espera hallar quien le abra, quien le escuche, quien le acoja y le invite a quedarse para toda la vida.   Jesús busca personas que tengan tiempo para vivir una vida de bendiciones y sacrificios, de entrega y de servicio.  Jesús toca vidas todos los días aunque  en algunos lugares o algunas personas le rechacen, o, aunque lo consideren inoportuno o inapropiado.  Jesús visitó también muchos lugares sin siquiera haber caminado la senda, sino que su oración se hizo presente y toco las vidas de quienes con fe y esperanza le aguardaban.  Jesús visitó también las mentes y los corazones de quienes le combatieron, lo confrontaron y hasta la de quienes le engañaron.  Visito sus vidas, como visitó los campos y praderas, los valles y caminos, pasando por un momento y dejando en la brisa las semillas de vida que su amor alimentó. 
Muchos le reconocieron y lo acogieron y se preguntaron: Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?
Quizás: el que procede honradamente y practica la justicia, el que tiene intenciones leales y no calumnia con su lengua.
Jesús busca ser parte de tus pensamientos y tus acciones y te invita diariamente a ofrecer parte de tu día y de tu vida para que Él pueda hospedarse y tú aprendas a compartir tu senda con El, quedándote siempre con la mejor parte. Prepara un lugar en tu vida para hospedar a Jesús, acomodalo siempre en tu oración, dale tiempo para que puedas sentir su respiración, y abrazale o toma su mano para que fluya por tu vida su unción y su bendición.  Reclina la cabeza de Jesús y la tuya en la palabra de Dios, para que juntos puedan compartir los mismos pensamientos y el mismo sueño y, que es llevar a plenitud la palabra de Dios
Bendiciones

Lucas (10 38-42)



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