LA SENDA MAS CORTA
Paz y bien hermanos.
La senda más corta es la que habla de los demás, la que expresa lo que ve, la que derrama la suciedad y el pecado ajeno. La más larga es aquella que conduce al interior de la persona, que sella los labios, que calla la mente, que busca con afán y perseverancia la conciencia y cuando la encuentra la ausculta. Esta senda requiere abandonar la crítica, el juicio y el complejo de superioridad. Este camino no permite atajos, ni derroteros, sino afirmación y sinceridad. Hay que sentarse a pensar de vez en cuando en uno mismo y revisarse. Porque quien sale en la mañana de su casa es uno y quien regresa es otro. Porque en el camino de la vida cientos de pensamientos alimentaron o contaminaron el alma, la mente, el corazón. Porque la lluvia de problemas y dilemas ahogaron la bondad y la esperanza. Hay que sentarse a mirarse los ojos propios y no a los de los demás, para revisar cuanto de lo que soy realmente lo soy y cuanto es falacia, mentira, apariencia, conveniencia, imagen. Lanza entonces una cuerda en tu interior para rescatar el niño perdido, la inocencia, la bondad, la alegría. Inicia una tarea por buscar en la selva de tu vida, la verdad, la sinceridad, la honestidad y los sueños del joven que sonó con cambiar un día el mundo, el entorno, y sembrar árboles, y ayudar a los necesitados.
Debes de saber que los pensamientos de los mortales son frágiles e inseguros nuestros razonamientos, porque el cuerpo mortal oprime el alma y esta tienda terrenal abruma la mente pensativa.
Si para renovar una casa hay que tomar sus planos y sobre ellos hacer los cambios necesarios, ¿qué tendrías que hacer para renovar tu vida? ¿Qué cosas deberías de dejar, abandonar o sacrificar para que tu vida abone, ayude, apoye, aporte a la humanidad y a tu propia existencia? Hay un planeta que se extingue frente a nuestros ojos, pero también hay en el interior humano, una conciencia que ha venido siendo talada, quemada, abusada y transformada. ¿Crees que hay alguna manera de salvar a los dos? ¿Qué puedes hacer de tu parte para que esto sea posible?
Jesús nos dice: Quien no carga con su cruz y viene en pos de mí, no puede ser discípulo mío.
Y Jesús hizo otro tanto de su parte para que la cruz de Dios fuese llevada sobre sus hombros por la tierra para poder cargar los errores y pecados de la humanidad. Jesús se negó así mismo, a sus propios sueños, a sus deseos humanos, a sus tentaciones, a su vida personal, para poder entregarle a la humanidad el rostro de Dios, las manos de Dios, la presencia de Dios. Hoy Jesús vive entre nosotros, acude a nuestra oración real y sincera, abraza nuestro dolor y nuestras penas, asiste a nuestros hogares a la hora de la cena, y comparte con nosotros nuestras oraciones, nuestras risas, nuestro llanto, nuestras penas. Calla tus labios a lo insensato y abre tu corazón para que tu oración sea fructífera. Calla tu mente y aclara tu conciencia, para que tus acciones sean abono para la cosecha. Escudriña la palabra de Dios y alimenta con su sabiduría tu vida y hallaras la senda más corta para el interior de tu existencia y la de la presencia de Jesús.
Bendiciones
Lucas (14,25-33)
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