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LA SENDA DE LOS CACAHUATES

Paz y bien hermanos.

Al acercarme a la meta final de mi caminata diaria, me interno por la hermosa senda del parque junto a mi casa. Los árboles y las áreas comunales dan un toque campestre al final de mis últimos pasos antes de llegar a casa. Allí en el parque salen al encuentro de los caminantes las ardillas que parecen casi abalanzarse sobre las personas, pensando que todas, traen consigo un cacahuate. La realidad es que temprano cada día, alguien les va repartiendo a cada una de ellas, su cacahuate y por el resto del día estas ardillas siguen atadas a esta senda pensando que cada caminante les traerá alimento.

¿Qué hábitos hay en tu vida que te obligan a actuar de cierta manera o a hacer algo automáticamente? ¿Te han habituado a que cada acción tiene un pago y que cada cosa un precio? ¿Has experimentado en tu senda afectos o carencias que te hacen creer que esas acciones son las correctas?

Es por esto por lo que una madre le pide a Jesús: “Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda” Mas Jesús que comprende y perdona, nos instruye: “el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo. Igual que el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos”

La conducta humana de recibir recompensas no puede ser la conducta cristiana. Solamente así comprenderemos que: “Este tesoro del ministerio lo llevamos en vasijas de barro, para que se vea que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no proviene de nosotros. Nos aprietan por todos lados, pero no nos aplastan; estamos apurados, pero no desesperados; acosados, pero no abandonados; nos derriban, pero no nos rematan; en toda ocasión y por todas partes, llevamos en el cuerpo la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo”.

Que cuando te llegue en la vida la tormenta que te derrumba, también te llegue la voz de Jesús que te levanta. Que cuando te acerques a la tentación, también se aproxime a tu vida la bendición. Que la oración sea la herramienta que rompa tus cadenas y ataduras y te aleje de los malos deseos y malas intenciones. Que la palabra de Dios te libere y te encamine por la senda donde tu repartes mas no esperas ni cacahuates ni recompensas. Que te devuelva a la senda correcta cuando el mundo te haya desviado del plan de Dios.

Bendiciones


Mateo (20 20-28)



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