LA RIQUEZA DE TUS CARENCIAS
Paz y bien hermanos.
Quien tiene hambre anhela un pedazo de pan. Quien no ve, anhela un poco de luz en sus ojos para distinguir el camino, Quien está preso, desea respirar el aire de la libertad y sentir la brisa del aire puro llenar sus pulmones de nuevo. Quien es pobre un par de monedas le resuelven la vida, le dan alegría, quien está en el hospital una visita, acaba con su soledad y su dolor. Quien anda perdido se entusiasma y llena de regocijo cuando halla la senda de regreso a casa y quien se siente solo o abandonado, anhela el abrazo que le brinde seguridad, la palabra tierna y amable que le devuelva su integridad. Quien se acostumbró a ver las 500 estrellas que hay en el cielo, se queda anonadado cuando descubre en los campos y praderas los millones de estrellas que adornan el planeta cada noche.
¿Sabes cuáles son tus apetencias personales?, porque ellas hablaran de tus carencias. ¿Respaldas con tus acciones a alguien en la vida y le brindas seguridad o creas zozobra en la vida de quienes te rodean? ¿Cuándo quieres pescar lo haces en tu acuario, en un lago, en un rio o en el mar? ¿Qué diferencia hace donde pesques?
No porque tengas anzuelo puedes decir que pescaras, ni porque tengas dinero puedes decir que comerás, ni porque tengas ojos, puedes decir que ves, ni porque tengas oídos puedes aseverar que oyes. En todo ser humano hay un corazón para amar, mas no todos aman con el corazón, y muchos aman con la razón, otros se confunden con cualquier emoción, y otros solo quieren mas no saben lo que es el amor.
Jesús vino a rescatar los confundidos y abusados, los presos y los atados, los esclavos y los abandonados. Ellos pueden decir con confianza: Levanto mis ojos a los montes: ¿de dónde me vendrá el auxilio? El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra. Y tú que puedes pensar, que puedes oír y ver, que puedes respirar, ¿que tú dices? ¿de quién viene tu auxilio? Pues de Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que claman ante él día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar.
El tener un piano no te hace concertista o musico. Mas tener a Dios como tu respaldo, como tu luz, como tu verdad, como tu guía, como tu padre celestial, te dará ojos y oídos nuevos para que descubras lo invisible, labios que hablen solo la verdad, vida y manos que sean la extensión del amor de Dios. Con Dios interpretaras con tu propia vida las melodías más sublimes con los actos más nobles, aunque no tengas un piano. Que tu vida se preste para que su autor pueda expresar con su presencia divina, la mejor obra maestra, la mejor vida posible, el mejor concierto de vida, amor y paz. Que tu existencia encuentre en la oración la unción que te separa de la oscuridad, la bendición que te protege de la perdición, la fuerza para levantar tus brazos en alabanza y declararte vencedor. Que la palabra de Dios te hable en lo secreto de tu corazón para que lo que tus oídos no oyen ni tus ojos no ven, se aclare, te guie, te permita seguir las huellas de Jesús.
Bendiciones
Lucas (18 1-8)
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