INCLINA TU OIDO

Paz y bien hermanos.

Los primeros rayos del sol llegan sobre la naturaleza para irrigarle como si fuese lluvia, empapándola toda, sin llegar a mojarla. Son como palabras que llaman a despertar del letargo, de la oscuridad, del descanso. Y La naturaleza con su oído discreto, atento, presente, escucha, oye, y responde con el cantico de las aves, el aleteo y el ir y venir sobre los ríos y los lagos, sobre las montañas y los valles. La luz del sol que poco a poco se acerca más y más a cada rincón de la vida del mundo, es como una palabra sanadora, alentadora, estimulante y fortificante, que invita a vivir, a seguir el camino, a continuar las huellas, a plasmar más, sembrar más, cultivar más, vivir más.

De nada sirve la luz del día, si nadie escucha, o nadie actúa, o nadie se mueve. Eh ahí porque la vida del desierto es muerta, es estática, es letárgica y opaca. ¿Eres de los que oyes o de los que escuchas, y que éxitos o fracasos demuestran tu respuesta? ¿Piensas que solo se debe escuchar a quien habla? ¿Y qué hay de quien llora, de quien calla, de quien enmudece? ¿Qué mensajes te entrega el amanecer, el rio, el mar, el cantico de las aves, la caricia, la bondad, la sinceridad, la honestidad, el perdón, el amor?

¿Has escuchado alguna vez la historia de quien pudiendo haber nacido en un palacio, nació en un establo, quien pudiendo haber comido con reyes decidió comer con pobres, enfermos y necesitados? ¿Has escuchado la historia de quien pudiendo haber nacido para que le sirvan, decidió abrir su camino para servir en esta vida aprendiendo la carpintería, ayudando a su madre en su hogar hasta los 30 años? ¿Has escuchado la historia de quien trayendo la verdad, el amor, la alegría, la paz, la sanación entre sus alforjas, bajo su túnica, con cada paso por las calles empolvadas, fue abofeteado, acusado, castigado, crucificado?

Esa es parte de la historia de Jesús, quien no solo dejó sus hechos y prodigios narrados en la biblia, sino que dejo sus huellas, su mirada, su presencia tallada, en las mentes y corazones de quienes le conocieron, caminaron con Él y le abrazaron.

Quienes la oyen siguen su camino, más quienes la escuchan, se han sumergido en su testimonio, se han infiltrado en sus huellas y caminos, se han involucrado en sus testimonios, se han impregnado del perfume sanador, de la voz reconciliadora, de su mano servicial y justa.

Por eso Jesús te dice a ti primero: “escucha. Y luego te dice: “el Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas. Las palabras que hoy te digo quedarán en tu memoria”.

Quienes solo oyeron a Jesús, se perdieron de la luz que salía en la búsqueda de sus corazones y quedaron envueltos por la oscuridad de sus ambiciones, sus ideas, sus prioridades y conveniencias, así como sucede también hoy. Quienes han escuchado a Jesús, han tomado su palabra y la han sembrado en su corazón para extraer de ella, el camino, la verdad y la vida que encierra.

El sol seguirá saliendo y tocará solo a quienes se disponen a encontrar su luz, así como Jesús solo tocará a quienes salen a su encuentro envueltos en la oración mañanera y en la lectura y meditación de su palabra.

El barco de la vida zarpa cada amanecer para quienes atentos inclinan su oído para extraer su delicado y tenue mensaje, que alienta a vivir plenamente con Cristo en el centro de todo, para difundir su luz salvadora y su misericordia infinita.

Bendiciones

Marcos (12 28b-34)