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ILUMINA CON TUS PALABRAS

Paz y bien hermanos.

Cuando comienza a atardecer la luz intensa del sol poco a poco empieza a desfallecer y así como abandona la montaña, el rio, los bosques y praderas dejando poco a poco una estela de oscuridad tras su presencia, así mismo va desapareciendo paulatinamente ante la mirada del ser humano. La tarde, la noche, el día, la lluvia, llegan a la vida de todos sin excepción y nadie se puede quedar con una o con la otra para el resto se su existencia, así como el árbol mismo no se puede quedar con sus frutos para siempre, ni el rio con la gota de lluvia que cae sobre su cauce. Aunque se desee quedarse con la brisa del mar esta no se puede guardar en el bolsillo o en la maleta. Aunque se quiera llevar un poco de luz de sol, o de la frescura fertilizante de la lluvia, no hay forma. La vida está hecha para vivirla en el momento que llega a nosotros y para usar lo que ella nos ofrece o vivir con lo que se carece por un momento, por un instante de la existencia. ¿Si pudieses guardar algo de tu vida para poderlo revivir, que sería esto tan importante para ti que lo deseas guardar? ¿Si pudieras darle algo a tu familia que sabes perdurara y les brindara siempre eso que tú tanto deseas compartir, que es aquello que le darías? ¿Cuánto de lo que tú dices o haces vale la pena preservarlo para que otros lo oigan o lo vivan?

No porque caiga la tarde y llegue la noche, se ha acabado el camino de la vida. Por el contrario, es el momento de ver dentro de la oscuridad misma para crecer como la semilla, para descubrir bajo la luz de la luna, para re empezar, corregir y reganar fuerza. Jesús, llego en los momentos de oscuridad de la humanidad que ya no quiso volver a ver la luz del amanecer, que prefirió perecer en la oscuridad de sus valles, sus pecados, sus ambiciones, sus apariencias. Jesús llega como el sol de la mañana al paraje de la vida que no desea ver la luz nunca más, a la tierra seca que prefiere no sentir la gracia de la lluvia sobres sus espaldas. Y Jesús comenzó a remover la tierra de las mentes y corazones y empezó a tratar de arar sus vidas de nuevo para que entrara de nuevo la luz y la vida. Y quien acepto volvió a la vida, mas quien le rechazo se quedó infecundo, seco, oscuro. Y de allí que Jesús dijo: No hay árbol bueno que dé fruto malo, ni árbol malo que dé fruto bueno; por ello, cada árbol se conoce por su fruto claramente. Entregaos siempre sin reservas a la obra del Señor, convencidos de que vuestro esfuerzo no será vano en el Señor. Despierta si aún duermes, levantate si aún estas caído, animate si aún te sientes destruido, alegrate si te han robado la felicidad y limpia las lágrimas de tus ojos con la túnica de Jesús, que viene a tu vida a abrazarte y a invitarte a que atesores en tu corazón la bondad para que de ti solo germine el bien y para que tu boca y tus acciones revelen el amor de Dios que rebosa en tu corazón.

Que en los momentos de oscuridad de tu vida, halles la luz que Dios mantiene prendida en tu interior la cual tu alimentas con la lectura de su palabra, la nutres y fertilizas con su mensaje divino y la irrigas y preservas con la oración sencilla, sincera, clara de tus propias acciones, palabras y pensamientos. Que al caer de la tarde camines seguro en la búsqueda de Jesús para ser juzgado sobre el amor y que su luz permanezca y crezca en ti y así puedas llevar su luz a la oscuridad de otros.

Bendiciones


Lucas (6,39 -45)



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