HEREDEROS DEL CAMINO
Paz y bien hermanos.
Se adhieren en el camino, el polvo sobre la ropa, el cabello, los zapatos. Se adhieren las hojas secas que el viento arrastra.
¿Qué cosas se han adherido a tu existencia durante tu caminar por esta vida?
¿Cuáles han traído luz, paz a tu vida? ¿Cuáles te han alejado de la alegría?
Un hijo es para una madre la más maravillosa herencia que pueda recibir en su existencia. El regalo más precioso y de más valor para su vida.
Las notas musicales, el abecedario, los números, son para el joven el tesoro que enriquece y se desea mantener para toda la vida. Con ansias los adiere a sus conocimientos y los usa con alegria todo el tiempo.
Un consejo, puede ser para el nieto una fuente de amor inagotable para toda la vida.
Un abrazo, puede ser para la personas, el aliento, la fuerza, que alimenta el alma y regocija la vida
Un beso, una caricia son para el alma, fulgores y para el ser emociones que enseñan y sanan.
Así, como la flor hereda el color y el aroma de la semilla. Así como el viento hereda, la esencia que arrastra, la fuerza que le empuja, el roce con que toca la vida del viajero.
Así, como cada ser hereda de sus padres y antepasados, los rasgos, las expresiones, las actitudes y las posturas, así, cada individuo hereda de Dios, el amor, la alegría, la paz, la sabiduría, la bondad, la misericordia, la espiritualidad, la benevolencia, el entendimiento, la paciencia, el aprecio, la vida misma.
Jesús vino a traernos el conocimiento de la herencia de su padre. Vino a enseñarnos que nada es nuestro y todo es de Él. Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si eres hijo, eres también heredero por voluntad de Dios.
Cada amanecer Dios te recibe con una mirada de Padre, con un abrazo de madre, con un amor que inexplicablemente, no podrás hallar en ninguna parte. Porque Dios desea que heredes su reino, sus promesas, sus regalos, su presencia.
Por eso Dios, en cada amanecer envía sobre tu existencia esta bendición:
El Señor te bendiga y te proteja,
ilumine su rostro sobre ti
y te conceda su favor.
El Señor te muestre tu rostro
y te conceda la paz.
Las adherencias en la vida, requieren decisiones para que lo sean. Nada se te pega en tu vida, a menos que tú lo permitas. Puedes heredar hoy lo que Dios ya te dió. De ti depende si agregas a tu herencia lo que Dios te ofrece. Aquello que el adviento te ofreció, aquello que la Navidad te regala, son adherencias que puedes hacerlas tuyas con tu actitud. Dios viene hoy una y otra vez sobre tu vida con un día nuevo, un cielo nuevo, un amor único y exclusivo para tu existencia. Acogerse a Dios es aceptar su bendición y renacer con su plan de vida.
Tú que respiras, que escuchas, que lees, que vives y te agitas en el mundo, acepta el camino que conduce a Dios, como parte de la herencia para tu vida y tu salvación.
Feliz Año Nuevo.
Bendiciones
Lucas (2 16-21)
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