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ES SEMBRANDO QUE CULTIVAMOS

Paz y bien hermanos.

Mientras esperaba en la corte el llamado para los grupos que van a ser escrutinados para ser jurado, observaba a una joven repartir eficiente y rápidamente lápices y formas.  Al terminar de hacerlo para las personas que habían sido llamadas, ella tomó su hoja y su lápiz y se fue a su silla.  No era una empleada, sino otra persona mas que decidió asistir a los demás antes de recoger su hoja.  Esto demuestra que creció en un hogar donde le enseñaron a ayudar, y a fijarse en las necesidades de los demas.

¿Hay en tu mente y tu corazón el deseo y la disposición de servir? ¿Crees que puedes ayudar a cambiar algo en el mundo de hoy? ¿Eres parte de algún grupo, organización que presta ayuda publica o eres tu el creador?

Jesús aprendió de su Padre la bondad y la misericordia, el amor y la alegría, la paciencia y la comprensión.  Aprendió a dar, a entregar, a servir, a interesarse por los demás, a dolerse del dolor ajeno, a sacrificarse.   Jesús como la naturaleza del Padre, sigue hoy sirviendo y sacrificándose.

Quien ascendió a los cielos, no se lavó las manos, ni se desentendió, ni se jubiló, ni se apartó de la misión y la tarea que su Padre le encomendó.  Jesús continúa irrigando el mundo con su fuerza, su presencia, su mensaje, su amor, porque fue la tarea para la cual fue hecho y la cual vive con alegría, gozo y paz.

Tus manos son más fructíferas cuando sirven que cuando reciben, tus ojos son más hermosos cuando miran el bien que pueden hacer y no lo que pueden recibir, tus pies son más eficientes cuando caminan la senda justa, el camino recto.  Cuando llevan mensaje de aliento, de sanación, cuando apoyan al caído y cargan al impedido.  Cuando dejan huellas que perduran en los corazones de quienes han recibido.   Tu vida entregada a la misión de Dios aflora y da frutos cuando la dedicas para servir a tus padres y tus hermanos, tu conyugue y tus hijos, tu iglesia y tu comunidad, tu país y el mundo. Esta es la misión que Dios ha querido enseñar a la humanidad a través de la vida de sacrificio de su hijo.  Jesús le dijo entonces a sus apóstoles y a ti hoy: “Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he venido”.

Dios en su palabra nos recuerda que: “El hombre está en la tierra cumpliendo un servicio, sus días son los de un jornalero; Como el esclavo, suspira por la sombra, como el jornalero, aguarda el salario”.

Cultivate con oración, la lectura de la palabra y la ayuda.

Vive sembrando ejemplos de oración, de servicio.  Vive sembrando la semilla de la salvación a través del ejercicio de la Palabra de Dios.  Vive y expresa tu vida en el sacrificio diario en tu hogar, en tu iglesia y en el mundo entero.  

Bendiciones    

MARCOS (1  29-39)



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