EL ARBOL DEL PECADO

Paz y bien hermanos

A pesar de la vida en el interior del árbol, el otoño le roba las hojas y el invierno le quita su belleza y esplendor. En la primavera de la vida reverdece y recupera su encanto para florecer y dar frutos en su verano. Mas el árbol del pecado que crece en el interior de cada persona, no tiene estación, no pierde hojas, ni se reseca, y sus frutos son el resultado de quien lo irriga. Los pecados adquiridos antes de nacer están en sus raíces, su tronco lo fortalece o lo debilita nuestros pensamientos y sus ramas se expanden en la medida que le damos libertades y facilitamos su crecimiento y dominio sobre nuestra vida.

Mas, así como la vida está en cada uno para vivirla o dejarla morir, así mismo el árbol del pecado, esta en cada uno para alimentarlo o controlar su existir.

¿Eres consciente de que el pecado crece en ti y si le permites dará ramas y frutos? ¿Luchas a diario para alejarte de las tentaciones que se repiten, y para sofocar las que te llevan al pecado? ¿Es tu vida y tus acciones fuerza y luz que ayuda a otros a luchar contra la tentación y el pecado o es oscuridad que la alimenta?

Por eso: “Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer; no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos”. Mantente alerta para que el árbol del pecado no domine, no expanda sus ramas, no ahogue no te robe tu vida.

Tengan Fe, Jesús te mantendrá firme hasta el final, para que no tengan de qué acusarte en el día del juicio final.

Que tu oración diaria fortalezca tu vida para que puedas enfrentar la tentación y el pecado. Que la palabra de Dios te mantenga despierto, alerta, informado, dispuesto y en pie ante los ataques del enemigo que busca robarte la salvación y tu paz y felicidad.

Bendiciones

Marcos (13 33-37)