EL AMOR TRIUNFA, DONDE UNO FALLA

Paz y bien hermanos.

¿Has sentido que tu existencia esta como sepultada bajo el fango, la tristeza y la derrota? ¿Estás buscando una luz para salir de la oscuridad de tu vida? ¿Has recibido una decepción y te ahogan sentimientos negativos, reproches y críticas?

La vida del ser humano inicia cuando se mezclaron la tierra y el agua, cuando se unieron lo sucio y lo puro, lo claro y lo turbio. Y la vida de nuestra humanidad sigue siendo eso mismo. Un subir a la gloria y un caer al pecado, un escalar a la victoria y un sufrir derrotas, un llenarse de gozo y alegría, y un vaciarse de llanto y tristeza. Nuestra vida se mezcla en cada paso, lo bueno con lo malo, lo cierto con lo incierto, lo verdadero con lo falso y cada decisión, cada paso, cada acción, conlleva escoger uno sobre el otro.

Nuestra propia lucha interna entre el bien y el mal, se hace más clara con la llegada de Jesús al mundo, porque irrumpió en las tinieblas de nuestras vidas para hacer huellas que permitan mantener claro todo, bajo la luz del evangelio, bajo la guia del Espíritu Santo, bajo la mirada de Dios, Por eso, «Está claro que Dios no hace distinciones; acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea.»

Jesús toca a las puertas de los corazones de todo quien abre sus ojos a la vida cada amanecer para asegurarle siempre que no somos nosotros los que le hemos elegido, sino que es Él quien nos ha elegido y nos ha destinado para que vayamos y demo fruto, y ese fruto dure. De modo que lo que pidamos al Padre en Su nombre nos lo dé. Jesús toca a nuestros corazones para decirnos: Esto os mando: que os améis unos a otros.»

Nuestros problemas se inician cuando dejamos de amar, de creer, de vivir según las huellas de Jesús. Cuando permitimos pensamientos que dividen, que juzgan, que critican que desunen. Abraza cada amanecer a Jesús quien a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que oyó de su Padre os lo ha dado a conocer.

Siembra hermandad en tus palabras y une a tu mente con tu corazón, a tus padres con sus hijos, a tus hermanos contigo y a ti con las generaciones que Dios pondrá bajo to mando. Se instrumentó de la paz que Dios ha irrigado en tu vida y cultiva cuando oras y alimenta cuando actúas y respondes como hijo de Dios. Instruye tu mente para que a través de la palabra de Dios se cultive y fertilice tu vida. Dios te saca de tus derrotas, Dios te ilumina y acaba con la oscuridad que te rodea y Dios consuela tu vida, abrazándote para que tú y Él sean uno. Ama a Dios, vive y respira a Dios todos los días de tu vida. Amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios

Bendiciones

Juan (15 9-17)