DESATA LOS TRES LAZOS Y LEVA ANCLAS
Paz y bien hermanos.
Las respuestas a las preguntas de la vida, son como un velero que carga el peso de la duda y la transporta a puerto seguro, brindando paz, seguridad, confianza y claridad. Quien responde se hace navío, transporta, entrega, mitiga, provee y descarga el equipaje de la ignorancia de quien lleva muchas veces sin saberlo, un peso abrumador.
¿Cuántas preguntas hay en tu vida que no has podido responder o no te has dado a la tarea de hallarles respuestas? ¿Qué tanto sabes del amor y cuanto desconoces del mismo y que puedes hacer por los demás con lo que sabes? ¿Cuánto sabes de ti mismo y que tanto es el peso que arrastras en tu vida por lo que ignoras o lo que no deseas saber de ti?
Son muchas las faenas a la orilla del mar de la vida que no dan fruto, son muchos los amaneceres en que las redes regresan vacías y el regreso a casa solo tiene sabor a cansancio y soledad. Son muchas las tardes de mar que ven caer el sol con las manos vacías y las huellas sobre la arena, borradas, dejando no vestigio de nuestro paso por ese día. Hay una respuesta inscrita en la creación diaria y es que este día pasara y la noche de nuevo volverá. De cómo resuelvas los retos de tu día, dependerá el cómo llegaras al final del mismo. Prepara tu vida para responder a qué lado de tu barca lanzaras las redes, hacia la derecha o hacia la izquierda. Cuando decides ser navío para poder alivianar la carga que pesa sobre la humanidad, debes saber quién es el capitán de tu barco. ¿A quién obedeces en tu vida a Dios o a los hombres? Y tu capitán te pedirá cada día antes de zarpar, que desates el primer lazo: ¿Me amas más que cualquier otra persona? Si es así, te comprometes a apacentar el rebano de Jesús. Que desates el segundo lazo: ¿Me amas? Si es así, te comprometes a pastorear, educar, instruir, guiar al rebano de Jesús. Y te pedirá que desates tu tercer lazo para liberar el barco del puerto: ¿Me quieres? Si es así, navegaras con Jesús, para cuidar de los más pequeños y desvalidos de su rebano.
Y tu capitán entonces te pedirá que levantes el ancla para que tu navío se libere de lo terrenal, y pueda libremente navegar en el mar de Dios. ¿De quién viene tu fuerza, de quien tu vida, de quien tu luz, tu conocimiento, tu unción?
Que tu vida sea una respuesta diaria a las preguntas de Jesús y que puedas con ellas puedas navegar por el mar de la vida transportando a l necesitado, ayudando, guiando y fortaleciendo al confundido. Se faro, se navío, se testigo y bendice con tus acciones y palabras la vida de quien Dios ponga en tu camino.
Que la palabra de Dios dicte tu norte, marque tu ruta, sea bitácora, sea sextante, sea guia y mensajero de Dios. Que tu oración diaria, empuje tu velero, de fuerza a tu navío, acerque tu vida a la del capitán de tu vida y te ayude a desatar los tres lazos que atan tu alma, tu mente y tu corazón. Leva anclas con la fuerza del Espíritu de Dios. Buen viento y buena mar.
Bendiciones
Juan (20,19-31)
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