CULTIVA LA JUSTICIA
Paz y bien hermanos.
Cuando se arranca una hoja, una rama de un árbol, este, no te ataca. Así mismo cuando botas basura en el lago, en el mar, en el rio, aun así sus aguas te bañan, irrigan tus campos, te ofrecen sus tesoros, peces y plantas. Cuando hieres la tierra para sembrar, la tierra en retorno no te da espinas para devolverte su dolor, sino más bien acoge con amor la semilla, la alimenta, la transforma y te devuelve el retoño de la esperanza, que el tiempo convierte en alimento y bendición. La humanidad ha ultrajado de muchas maneras la naturaleza, el espacio, el planeta, y a pesar de esto, la creación entera, acoge, alimenta, nutre, sostiene la vida y la existencia humana.
Si exprimes un limón, sacara jugo de limón, y de una naranja jugo de naranja. Más si exprimes un ser humano, si lo lastimas, si lo golpeas, posiblemente obtengas, venganza, odio, ira, y muchas otras actitudes negativas.
¿Y de ti que se puede esperar cuando las cosas no sales como las planeas, como reaccionas, que haces? ¿Tienes algo contra alguien, o piensas que alguien no merece tu amistad, o tu ayuda, o tu comprensión y entendimiento? ¿Cuántas de las cosas que te pasan en la vida, son resultado de tu actitud frente a la vida, o consecuencia de tus decisiones u acciones?
El mensaje que ha quedado inscrito en la creación es bien simple y evidente: Él perdona todas tus culpas y cura todas tus enfermedades; él rescata tu vida de la fosa y te colma de gracia y de ternura. Y este mensaje es una semilla que invita a la humanidad entera a imitarlo, a dar los mismos frutos. Es por esto que nosotros, que somos imagen del hombre terreno, seremos también imagen del hombre celestial.
Jesús, siendo imagen de Dios autor de todo lo creado, evidencio su procedencia al entregar con sus acciones y palabras, con su actitud y sus respuestas, y su vida una vez más invita a tratar a los demás como queréis que ellos os traten. Invita a Amar a los enemigos, a hacer el bien y prestar sin esperar nada; porque esta es una muestra de que eres hijo del Altísimo, quien bueno con los malvados y desagradecidos.
Las palabras de Jesús, quedaron claramente escritas no por ellas mismas, sino porque vivió y actuó de acuerdo con ellas. Su vida es una expresión abierta y clara del mensaje que Dios quiso sembrar en la tierra. Jesús se dejó sembrar entre los seres humanos, para que como semilla de Dios, pudiese mostrar las características de la misericordia de quien le envió. Jesús se mezcló con la humanidad para entregarle los frutos del agravio, los insultos, la injusticia, la maldad, la ambición, la mentira, el engaño, la soberbia, la hipocresía, el odio, el celo, el orgullo, el mal trato. Jesús puso la otra mejilla, entrego poco a poco su vida hasta entregarse totalmente a quienes así lo trataron, Jesús, callo, escucho, comprendió, alecciono, abrazo, perdono y hasta su último suspiro oro, para que tanta oscuridad recibiera la luz de Dios.
Con su vida, con su oración Jesús escribió claramente: Sed compasivos como vuestr o Padre es compasivo; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante. La medida que uséis, la usarán con vosotros. Acoge tú, la semilla que Jesús te ha entregado y siémbrala en tu mente, tu alma y tu corazón. Alimentala con la lectura de la palabra y nútrela con oración y sacrificio. El Señor pagará a cada uno su justicia y su lealtad
Bendiciones
Lucas (6,27-38)
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