AMPLIA TUS GRANEROS
Paz y bien hermanos.
Cuando recibas este mensaje, parte de tu vida habrá pasado, parte de tus cosechas y sueños habrás usado y algunas el tiempo y las acciones las habrán malogrado. En tu granero quizás algunas reservas habrás guardado, más lo único cierto es que lo que si tendrás por seguro a tu lado, es aquello que con amor, sacrificio y tiempo has cultivado. Están presentes porque aunque ausentes, en tu corazón un día germinaron y jamás de él, se han apartado. Están allí, porque quien con amor siembra, su cultivo más allá de la vida llega, y esto es un gran tesoro, una verdadera fortuna. Por eso hay gran riqueza en las manos de los abuelos que conducen, levantan, sanan, oran, apoyan, dirigen y se extienden para abrazar, acoger, amar y perdonar. Hay gran riqueza en las manos de los padres que dirigen con amor las vidas, las mentes, los corazones que han sido puestas bajo su guia. Por eso, hay gran pobreza en quienes lograron sus sueños de gloria y se hallaron míseros en la soledad de sus mansiones, giras y faenas. Que se lanzaron al precipicio del alcohol y de las drogas para aguantar el dolor de tener todo en el banco y nada en la vida propia.
Porque aunque buena sean las cosechas, cuando se olvida el amor, cuando se acapara, cuando se escatima, cuando se almacena para ganancia propia, más grande son las miserias que se guardan en el corazón y en el alma.
¿Qué saca el hombre de todos los trabajos y preocupaciones que lo fatigan bajo el sol?
¿Qué riqueza o fruto obtiene quien siembra mala hierba, como la fornicación, la impureza, la pasión, la codicia, la avaricia, la idolatría, o la mentira?
¿Tienes planes para 5, 10 o más años de tu vida? ¿Y qué planes hay para el presente?
Jesús pasó por la vida de todos sin un céntimo, sin propiedades ni títulos, sin closets con ropa, sandalias y túnicas. Pasó por la vida irrigando la de otros, abrazando el dolor ajeno, orientando hacia la luz, a quienes vivían en la oscuridad, escuchando al solitario y al abatido, enseñando al confundido, dirigiendo al temeroso y al confundido. Jesús no tuvo dinero más si una gran fortuna. No tuvo mansiones y carros, más si un mundo rendido ante si bajo la luna. No tuvo graduaciones, honores o calificación alguna, más su sabiduría aventaja a los entendidos y eruditos, y es tan grande que aún no termina. Jesús repartió hasta el último pedazo de su vida a quien la necesitó y sin discriminar la entregó con amor y gran estima. Por eso Jesús no perdió su vida sino que ganó la de todos los que como Él aman, sacrifican y sirven noche y día. Jesús es tan grande que es un camino, es tan rico que es la vida misma y es tan valiente que la verdad le acompaña aun hoy en día.
Explora la fortuna que aguarda a quien se refugia en la oración diaria y en la búsqueda de Dios todos los días. Encuentra la riqueza inagotable que aflora en la palabra de Dios, para quienes abren graneros en su corazón, no sin antes vaciarlos de las cosas superfluas, vanales y del odio y de la envidia.
Construye en tu vida, graneros para guardar toda la semilla que Dios te entregará en tu vida y así podrás andar por los caminos repartiendo a quienes nada tienen y todo lo necesitan, a quienes sufren, a quienes solos viven, a quienes perdieron la senda por las apariencias y espejismos de la vida. Que tu fortuna este en vivir hoy y cada día de la mano de Dios y del amor que su plan irriga. Amplia los graneros en tu corazón porque cuando Dios te da no termina.
Bendiciones
Lucas (12,13-21)
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