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ALTO CONTROL Y ALTO APOYO

Paz y bien hermanos.

Recientemente vi como un niño en el restaurante se botó sobre los hombros del padre para dormirse, porque no quería comer y decía estar cansado.  La mamá, le dijo: “cuento hasta diez para que te sientes en tu silla y te comas la comida”.  Ella empezó a contar y el niño secándose sus lágrimas, abandono los brazos del padre, se dirigió a su silla y se sentó cuando la cuenta ya iba por los seis.  Entonces la mama le pregunto.  ¿Ya te sientes mejor? Y el niño lo confirmo con su cabeza.  Ella le acercó su puño cerrado y los dos chocaron sus manos. Luego ella le dio un beso en la frente y lo abrazo con un “te amo”.   El niño comió todo y se portó perfectamente el resto de la velada. El niño había recibido de su madre, autoridad con  apoyo.

¿Has encontrado durante tu desesperación, apoyo y alivio de parte de alguien?  ¿Un abrazo o beso han logrado sacarte de la oscuridad o la tristeza? ¿Eres capaz de sentir empatía y con autoridad rescatar a alguien que sufre o se comporta indebidamente?

La mayoría de las reacciones negativas en una persona son resultado de la frustración.   Y la frustración es un reflejo de sentirse impotente y huérfano.  Impotente ante lo que no puedes cambiar o las consecuencias de un cambio inapropiado.   Huérfano, cuando no puede mirar los ojos del Padre, del Progenitor, y refugiar su pataleta en su mirada que le garantiza apoyo, guía y consejo.

Jesús sabía que la cura para sus rabietas estaba en la oración temprana, en aislarse del mundo, en someter su cuerpo y su mente a un desierto, en clamar con fuerza y anhelo a su padre por su misericordia y su mirada piadosa.  Jesús siempre sometió su vida a la autoridad de Dios y confió en que, durante su oración, iba a ser abrazado por su Padre. Que su voz suave lo levantaría y lo guiaría hacia la calma y la resolución de sus problemas.   Jesús entregó el amor y el cariño que recibió de su madre con su misma autoridad.  Por ello, Jesús, entregó a quienes halló sumergidos en su frustración y rabieta personal esa mirada y esa voz comprensiva que recibió de su madre María y de Dios Padre.  Esa voz misericordiosa, que garantiza consuelo, protección, apoyo, consejo y guía sin preguntas, ni prejuicios, ni juicios.

Dios invita a cada ser humano a reconocer su paternidad, su autoridad, y a seguir su liderazgo, a buscar su mano a través de la oración, la palabra de Dios, la conversión, y el servicio a los demás, para así alejarse de la frustración personal, de las rabietas.

Busca en la palabra de Dios, el apoyo, la instrucción, la paz y la bendición, siguiendo las huellas y enseñanzas de Jesús.  Así, tu también te pretuntaras estupefacto:”¿Qué es esto? Este enseñar con autoridad es nuevo. Hasta a los espíritus inmundos les manda y le obedecen.”  Que tu situación personal pueda encontrar la mirada serena de Jesús y en ella, la respuesta sanadora y su luz, para que puedas eliminar de tu vida todo aquello que te separe de su autoridad y misericordia. 

Bendiciones    

MARCOS (1  21-28)



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