A MUCHA ESPUMA, POCO CHOCOLATE

Paz y bien hermanos

Cuando algo hierve comienza a subir y llega un momento que se bota por encima del límite del recipiente que le contiene. Cuando la persona permite que las palabras crezcan más allá de su control llega un momento en que ellas, pierden su contenido, sobrepasan el límite de lo correcto, de lo manejable y se dicen tonterías, insultos y se lastiman sentimientos y vidas.

De igual manera cuando la persona permite que en su interior se almacenen rencores, resentimientos, penas, tristezas, esto hace que ebulla hacia el exterior una explosión de fracaso, amargura, soledad, miseria, enfermedad y dolor. Así mismo cuando se siembra y se deja crecer en el interior esa planta con ramas de victorias, que alimenta su vida de la fama, del placer, de la vanagloria, del aplauso, de la recompensa, del halago y del reconocimiento. Hay que aprender a detener aquello que se hace mas grande que uno, mas grande que la verdad, mas grande que la luz, el amor, la paz, la felicidad.

Jesús vino a enfriar los corazones altaneros, soberbios que hervían en elocuencia de la palabra, las leyes, los cargos religiosos, las pretensiones humanas, el poder, la apariencia. Jesús vino a derramar el contenido que hierbe en la mente de los orgullosos diciéndoles: "El primero entre vosotros será vuestro servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido".

Asegúrate que vives todos los días como vive el sol, la luna, los ríos, los mares, los planetas, quienes, sin importar su grandeza, su papel, su magnificencia, se empequeñecen día a día para servir.

Recibe la palabra de Dios, que te predicamos, no como palabra de hombre, sino, cual es en verdad, como palabra de Dios, que permanece operante en ti como creyente.

Ora con un corazón humilde, con ojos de piedad, sin pretensiones de grandeza, como un niño, con moderación y con modestia, ora abrazándote a Dios como tu padre.

Se alguien real en la oración y la lectura de la palabra viviendo lo que pides y predicas y no alguien lleno de espuma que hierbe y se derrama sin sabor ni contenido.

Bendiciones

Mateo (23 1-12)