DESPRECIA LO QUE TE DESVALORIZA

EN MEMORIA DE NUESTRA HERMANA LUCY ACOSTA

Paz y bien hermanos

En el comienzo toda tenía valor, nada tenía precio. Todo se miraba por lo que era y representaba en la vida de cada individuo y entonces se valoraba. Un pan se valoraba igual que un trozo de oro, un poco de sal, un abrazo, una herramienta, un poco de leña, una amistad. Con la llegada de los precios se empezó a desvalorizar la verdad porque se miente para mantener un precio, a desvalorizar la persona, porque se engaña al comprador, a desvalorizar la humanidad, porque ahora todo tiene un precio y hasta el cuerpo, las ideas, la mente, el corazón se vende a cualquier precio. Entre mas se sube el precio mas peligro corren los valores, la dignidad, la honestidad, la paz, la humanidad.

¿Cuáles de tus valores personales tienen precio o que haces en tu vida para rechazar ponerles uno? ¿Cuándo tienes que decidir a quien perdonar, lo haces según valor de la persona o el valor del error cometido? ¿Es el amor algo que aprecias o algo que valoras? ¿Entonces, a quienes aprecias y a quienes valoras?

Jesús vino a un mundo donde se había perdido el amor a la humanidad. Donde se había olvidado lo que realmente es valioso, un mundo que se alejó de Dios por completo y dejo de decirle: “Yo amo tus mandatos más que el oro purísimo; por eso aprecio tus decretos y detesto el camino de la mentira”

Jesús llego a un mundo que había vendido su dignidad humana y se había robado la de los demás. Y se rodeo de quienes habiéndolo perdido todo, solo les quedaba el mar para sobrevivir y la esperanza de que cada día les proveería con que comer. De quienes a diario echaban las redes en el mar para recoger toda clase de peces: cuando estaban llenas, las arrastraban a la orilla, se sentaban, y reunían los buenos en cestos y los malos los tiraban. Lo mismo sucederá al final del tiempo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno encendido. Descubre lo valiosa que es la oración en la vida, en el cuerpo, en la mente y en el corazón de quien la práctica. Porque la oración transforma tu vida interior en una preciosa gema de mucho valor. Escudriña la palabra de Dios para que aprendas a despreciar la roca tosca que hay en ti y transforme tu mente y tu corazón en aquella perla de gran valor que podrás ofrecer a Dios al final de los tiempos como tu mejor regalo de vida.

Bendiciones

Mateo (13, 44-52)