POLVO, PIEDRAS Y ROCAS

Paz y bien hermanos

Cuando comenzaron las lluvias de primavera llegó el viento fuerte y con ella una tormenta que sacudió las plantas y dejó nublado todo afuera, nada se veía, aquella tempestad en segundos se robó el sol y las nubes y acompañada de truenos y relámpagos, nos envolvió por completo. De repente el agua empezó a entrar al interior de la casa por la marquesina del primer piso. Al mirar por la ventana del segundo nivel, se logró vislumbrar que las canales estaban saturadas de hojas secas y el agua no estaba desalojando.

Dos días mas tardes al empezar a limpiar las canales, con sorpresa vislumbre que estas se habían saturado de hojas y polvo arrastrados por el viento a través de los años. Se habían formado una especie de enormes rocas naturales que taponaron las salidas de agua.

¿Cuántas cosas de tu pasado se han ido acumulando y que posiblemente en los días de tormenta inundan tu vida de inestabilidad, oscuridad y más problemas? ¿Qué obstáculos de tu existencia son creados por el camino en que andas y cuantos, por el abandono de tu persona, tu mente y tu corazón? Con una roca puedes construir o golpear a alguien, ¿Que construyes con las rocas que hay en tu vida, ¿o acaso las usas para destruir?

“También vosotros, como piedras vivas, entráis en la construcción de una casa espiritual para un sacerdocio santo, a fin de ofrecer sacrificios espirituales agradables a Dios por medio de Jesucristo”

Pero para los incrédulos «la piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular», y también «piedra de choque y roca de estrellarse»; y ellos chocan al despreciar la palabra.

Mas, un milagro sucede cuando cambias lagrimas por Oración y miedo por fe.

Con el polvo que genera el pecado, la mentira, la trampa, el odio, el afán, la avaricia, Jesús puede construir un hombre nuevo si le entregas tu vida. Con los obstáculos que pones, que no te permiten acercar con amor, con paz, con alegría, con sacrificio, con paciencia, con comprensión, con misericordia a tus seres queridos y a los demás, Jesús puede levantar tu casa interior y enseñarte a vivir y a construir en ella, para que albergues en tu interior la presencia de su Espíritu Santo.

Porque Jesús es el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por Él. Quien le busca y le conoce, también conocerá a Dios Padre.

Entrégale a Jesús tu vida, tu mente, tu corazón para que junto con Él construyas peldaños que unan, puentes que comuniquen, rocas que aporten. Que las tormentas de la vida no te vuelvan a inundar de preocupaciones y que más bien te hallen limpio de todo mal recibido en el pasado, limpio de toda impureza y cubierto por la fe, la esperanza, la oración diaria y la meditación de la palabra de Dios. Construye con tus piedrecillas y obstáculos una senda empedrada que te acerque a Jesús, porque quien en Él cree, también él hará las obras que Él hace, y aún mayores.

Bendiciones

Juan (14 1-12)