OBEDECE LAS RIENDAS
Paz y bien hermanos
Cuando el caballo se desemboca, se pierde el camino y también la paz. Se extravían las huellas y los planes, y se entra en una senda desconocida, nueva, que intempestivamente crea incertidumbre y atrae lo inesperado. Mas la pregunta que cabe hacer, es ¿porque el caballo dejo de obedecer las riendas y que es aquello que lo obligó a retomar su dirección?
¿En tu vida personal que momentos recuerdas haber perdido el camino, extraviado la bondad, oscurecido la mente o haber dejado de hacer lo cuerdo y lo bueno? ¿Cuántas cosas en la vida sabes que te obligan, empujan a desviarte de lo correcto para caer una y otra vez en la senda extraviada, en la oscuridad, en la ruta perdida? ¿Eres tú dueño de las riendas de tu mente y tu corazón o hay momentos de tu vida que sabes te roban el control y te cambian tu camino?
Muchos oyen perfectamente, más pocos realmente saben escuchar. Es por eso que es fácil cerrarle la puerta a la verdad y abrirle la puerta a lo conveniente. Es muy fácil dejar de hacer lo correcto y dejar de sacrificarse con tal de obtener un beneficio personal. No hay muchos que pongan la otra mejilla cuando son golpeados, o vituperados, o engañados. Es que falta darle a Dios su lugar en nuestras vidas, para poder responder ante la adversidad: “el Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado”.
La humanidad poco a poco se ha ido alejando de la palabra responsabilidad, compromiso, trabajo, lucha, entrega, lucha. Porque es que el mundo invita día a día a vivir para sí mismos, y por eso las personas desperdician el agua, contaminan el medio ambiente, destruyen los árboles y los animales, botan basuras en todas partes, no se alimentan sino solo comen, se han dejado desviar de la senda de la humanidad hipnotizados por sueños, por ilusiones, por espejismos, por la falacia de los teléfonos e instrumentos electrónicos que les roban tiempo, vida, y los aíslan, sin comprender que cada paso egoísta, viene con sus consecuencias.
Mas Jesús, actuando como un hombre cualquiera, se rebaja hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Jesús viene a hablar al corazón de las personas y hay quienes le oyen, mas no hay muchos que le escuchen, por ello muchos le siguen mas no le obedecen y respetan y no permiten que su palabra o su presencia dirija sus vidas, como lo hacen ocasionalmente un caballo desbocado.
Jesús en su obediencia dijo: “Padre mío, si este cáliz no puede pasar sin que yo lo beba, hágase tu voluntad”. Hoy día, Jesús aun busca los corazones extraviados del mundo que no ora, o que ora sin fe, o que ora sin entrega y sacrificio, o que ora mas no actúa según su oración. Así como Jesús entro en Jerusalén, entra cada día en la vida de cada persona, para guiarle hacia el camino de la obediencia, de la entrega, del sacrificio, del amor al Padre. Jesús te invita a vivir junto a Él su vida, su pasión y su muerte para que te conviertas y creas en el evangelio.
Bendiciones
Mateo (26,14–27,66)
