RESCATADOS EN EL RIO DE LA VIDA

Paz y bien hermanos

Quien se postra en medio de un rio e intenta tomarse toda su agua, se ahoga. El agua del rio es bendición y vida, mas solo en su medida prudente día a día. De igual manera, en el corazón de la persona también hay pretensiones y anhelos por obtener las riquezas y los dones del mundo, sin muchas veces considerar que todos ellos embriagaran la mente y atormentaran la vida de la persona ahogándola y arrastrándola en su corriente. Hay quienes luchan por desacuerdos en palabras y términos mas no mueven un dedo cuando su integridad se ve atacada, comprometida perdiendo así la batalla y dejando ahogar la mansedumbre del corazón. De allí que hay quienes lloran porque sufren frente a su lucha contra la fuerza del rio de la vida, frente a su poder que doblega, humilla y somete. Lloran porque son arrastrados sin que nadie les ayude, sin recibir un salvavidas, ni una mirada de apoyo. Lloran porque son abandonados, dejados, despreciados, aislados y consumidos por la injusticia. En su corriente, se arrastran quienes ya no tienen fuerzas porque han perdido el alimento diario, la esperanza, la noción del tiempo y el concepto de la vida. En su fragilidad no tienen norte ni sur, ni día ni noche. Sus mentes se han debilitado y su pobreza ha sido cubierta por la fuerza del agua que los aleja y los margina de la sociedad.

Por eso lo necio del mundo lo ha escogido Dios para humillar a los sabios, y lo débil del mundo lo ha escogido. Dios envió a Jesús, para humillar lo poderoso. Ha escogido la gente baja del mundo, lo despreciable, lo que no cuenta, para anular a lo que cuenta, de modo que nadie pueda gloriarse en presencia del Señor. Jesús vino a luchar contra el torrente tempestuoso del rio de la vida que atrapa, arrastra y aniquila.

Jesús se sumerge en el agua del bautismo terrenal, para que el Espíritu Santo Celestial le cubra en gracia y le acompañe en su misión salvadora. Jesús vino a iluminar las aguas del rio de la vida con su amor, su paz y su misericordia. A su paso extiende su mano para rescatar a los pobres de espíritu, a los mansos de corazón, a quienes lloran, a quienes tienen hambre y sed de Justicia, a quienes son perseguidos y marginados, a quienes son insultados y calumniados por su nombre. Jesús vino a cambiar su desgracia en gracia, a bendecirles, a guiarles hacia verdes pastos, a abrazar su miseria y a levantar sus miradas sumergidas en la corriente oscura de la vida.

Jesús viene a instruir el corazón humano con la bondad y la misericordia, con la honestidad y la pureza, con lecciones de paz y de amor, para que su mensaje sea compartido y propagado, su voz y su presencia, sea entregada con acciones que llenen de oración y bendición a los más necesitados, a los corazones en tinieblas. Que la palabra de Dios sea una bienaventuranza que rescate, que infunda fuerza, consejo y luz, porque entonces podrás Alegrarte y regocijarte, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.

Bendiciones

Mateo (5 1-12a)