RASTREA SUS HUELLAS
Paz y bien hermanos
El perro olfatea lo que no se ve y sigue la pista que no ha dejado huellas, más cuya esencia revela el secreto de cada pisada y cada instante. En poco tiempo, el animal ha logrado seguir la misma senda de quien se busca y llevar a quienes le siguen hacia su paradero. Hay quienes rastrean las páginas de una computadora para saber dónde una persona ha estado y como perro sabueso, logran desandar la misma senda de quien(es) ha(n) usado la máquina. En los teléfonos celulares también se puede rastrear la señal y saber porque lugares una persona ha estado hasta lograr llegar a donde está su teléfono. Así como la tecnología le ha permitido al hombre reconstruir lo desconocido, saber lo que no se ve y encontrar lo que se ha perdido, la evidencia que narra lo que se ha vivido, y así como el perro logra hallar una huella invisible, la humanidad puede rastrear a Dios fácilmente, porque Él ha dejado su esencia en todo lo que ha hecho para que quienes deseen seguirle puedan rastrearle y buscarle hasta llegar a su presencia. Dios narra su creación paso por paso, para que le puedan seguir con el simple entendimiento humano, narra la lucha entre la oscuridad y la luz, entre el bien y el mal con ejemplos de vida para que quienes le busquen lo puedan ver a Él siempre mezclado con su creación. La vida de cada ser humano está de una manera u otra atada a las huellas de Jesús, porque ellas son la evidencia invisible de su obra, de su bendición, de su amor, de su paz, de su aroma humana y su elixir divino. Esta en el interior de cada ser humano un halito de vida que cual perro sabueso, rastrea a Jesús, y dejaría ser arrastrado por su misma senda hasta poder encontrarlo de nuevo para no perderlo nunca más. Hay “un hijo amado a quien oír y seguir” dijo Dios. Y hay “quien bautiza con agua y espíritu” dijo Juan el Bautista. Y la señal de su presencia está en que quien le busca, le encuentra, quien le rastrea la vida le cambia, quien le habla sin verle se purifica, se fortifica y halla las huellas que conducen a la paz y al amor.
Rastrea las huellas de Jesús y tu vida se iluminará por completo, tu mente y tu corazón cambiaran y tus pasos hallaran caminos nunca antes pensados. Quien le encuentra no tendrá ningún otro destino ni meta en la vida que no sea, no volverle a perder de vista porque su mano amiga, su mirada misericorde, su vida entera transpira y comparte su luz de vida y amor porque “Este es el cordero de Dios que quita los pecados del mundo”
Que cuando rastrees y te encuentres con las huellas de Jesús en el rio Jordán y frente a Juan el Bautista, que el Espíritu de Dios y su agua bautismal, purifiquen tu oración e instruyan y reparen tu vida y la de quienes comparten la misma senda contigo. Que la palabra de Dios te ayude a empezar a dejar tus propias huellas en este mundo, para que por ellas puedas ser encontrado como verdadero discípulo y seguidor de Cristo. Que tus huellas conduzcan a cualquier otra persona al encuentro de Jesús y de su Espíritu Santo, para que tú también “te hagas luz de las naciones, para que la salvación de Dios alcance hasta el confín de la tierra”
Bendiciones
Juan (1 29-34)
