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LA VOZ DE LA NATURALEZA

Paz y bien hermanos.

Hay un lenguaje que no usa palabras sino hechos, que es transparente como el agua, y cuya fuerza arrastra suavemente su mensaje. Que no habla sino explica, que, como el sol, penetra todos los rincones llevando su luz y su abrazo alentador. Hay un lenguaje que comunica la verdad, la alegría, la paz, el amor, la bondad, la vida misma, a quienes se acercan a su senda y le dejan expresar su riqueza y la sabiduría que encierra.

Esta en el firmamento que se mueve armonioso, en las nubes que se dejan caer en gotas o en copos, esta su voz en los mares, ríos, lagunas y en las praderas, los bosques, los valles y montañas. Esta su presencia en el roció de la mañana, en la selva, en el aire fresco y puro, en el fruto ya maduro, en los animales y en la creación entera. Su voz es clara, amable y sincera, y solo se hace presente con el ánimo de entregarlo todo y en cambio nada espera. Su vida se manifiesta en darse, su voz se extiende hasta donde pueda alojarse, su vida hasta ella misma agotarse, su mensaje, hasta que todo quien de ella necesite encuentre albergue, consuelo, apoyo y la presencia de Dios

quien es quien detrás de su creación se encuentra presente.

Jesús llego a nuestra vida de igual manera. Nació en el silencio de la pradera, y como testigo tuvo los pastores y las estrellas, los sabios de oriente y a sus padres escogidos de lejanas tierras. Jesús creció en el silencio del exilio y en la pobreza material de la vida que fue su mayor riqueza. Jesús se hizo presente en la voz clara y placida del desierto y la estepa, y vino a cumplir como lo hace toda la creación entera, su tarea de sacrificio y de entrega, de amor y de paciente espera. Jesús como los ríos irrigo las vidas de valles y laderas, las mentes oscuras y las de conocimientos llenas, Jesús sano a cuantos fueron abandonados por los poderosos y pecadores de la época. Jesús fue sencillamente la respuesta a lo que su padre dejo escrito con su vida: "De el Señor es la tierra y cuanto la llena, el orbe y todos sus habitantes: él la fundó sobre los mares, él la afianzó sobre los ríos y Él os dará una señal: Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa "Dios-con-nosotros". Que la oración se una a la voz de Dios inscrita en la naturaleza, y fructifique tu vida en el amor y la

esperanza de saber que Dios aun habla a través de ella y de la palabra que escrita con su Hijo todo su plan revela

y su mayor riqueza encierra. Que las páginas de la Palabra de Dios, cual hojas del árbol fructífero, revelen su esencia medicinal, su fragancia celestial, su fruto especial y la presencia de Dios que no abandona su creación, sino que la alimenta con su amor, su paz y misericordia. Feliz Navidad

Bendiciones

Mateo (1,18-24)

Mateo (1,18-24)

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