SIEMBRA Y CUIDA CADA SEMILLA

Paz y bien hermanos

La meta de la cascada es llegar al fondo y entregar su mensaje de ovación y esplendor, de alegría y unción, de gozo y hermandad.   La meta del mar es llevar su mensaje sanador a todos los rincones del mundo, su paz, su encanto, su fuerza, su belleza, su fortaleza a cada playa, lugar, persona del planeta. La meta del ser humano es llevar vida, sostener la vida, administrar y velar por la naturaleza, el universo, la creación entera empezando por sí mismo, siendo sal y luz del mundo. 

¿Cuando despiertas tienes un propósito, una meta, y hay en ella algo o alguien que no seas tu?  ¿Qué causa más satisfacción en tu vida, el bien que haces o tus logros personales? ¿Hay semillas que nunca has sembrado y mueren o palabras o promesas que nunca has cumplido y no viven?

Jesús vino cual cascada a profundizar en las vidas de cada ser humano y llevarles por el caudal que conduce a Dios.  Jesus vino como las olas a acariciar cada persona, para  llevarlas a las playas del amor, la paz, la unidad, la verdad.  Jesus vino como persona, para mostrar el camino hacia la dignidad humana con la cual cada ser humano fue creado.  

“Le entregaron el rollo del profeta Isaías y, desenrollando, encontró el pasaje donde estaba escrito:

«El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido.

Me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad,

y a los ciegos, la vista;

a poner en libertad a los oprimidos; a proclamar el año de gracia del Señor».

Y, enrollando el rollo y devolviéndole al que lo ayudaba, se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos clavados en él.

Y él comenzó a decirles: «Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír».

Que tu oración ilumine tu mente y tu corazón y te ayude a cumplir con tus promesas, tus sueños, tus planes, y con aquellos que Dios ha marcado en tu corazón.  Que la palabra de Dios, bane tu vida de esperanza, amor y paz para que pienses, lleves, entregues este legado  a quien cruce tu camino y así des más vida a las palabra de Dios. 

Bendiciones.

Lucas (4 14-21)