EL OCEANO DE LA FE
Paz y bien hermanos.
Las olas entretejen el manto suave y cristalino, entrelazando sus gotas una tras otra danzando al vaiven del planeta, amándose, escuchándose, ayudándose, apoyándose mutuamente, sin descanso ni tregua. Es que cada gota es vida y es misión, es fuerza y es bendición. Es que inscrito esta en ellas un plan y una misión.
¿Qué parte de tu vida es tuya y cual esta dedicada a una tarea, una misión, un legado? ¿Sabes para que existes o conoces la razón de tu existencia? ¿Hay algo en tu vida que desearías hacer por los demas pero no lo haz hecho aun?
El planeta que habitamos es como una gran placenta que alberga en su interior, un tejido labrado de anhelos, de luchas, de deseos y de metas. Por eso con certeza podemos decir de cada uno de nosotros: “No desconocías mis huesos, cuando, en lo oculto, me iba formando, y entretejiendo en lo profundo de la tierra”.
Jesús vino a unir todas las gotas de vida que Juan el Bautista recolectó durante su misión terrenal y quien predicó abiertamente: “Yo no soy quien pensáis; viene uno detrás de mí a quien no merezco desatarle las sandalias.”
Jesús vino a recoger cada una de estas gotas misoneras, que conforman el océano de la fe, construido con cada mente, cada corazón, cada persona, cada voluntad, cuerpo, vida y ser, que aceptó su palabra, su unción, su regalo de vida, de amor, su abrazo divino, su mensaje salvador.
Hazte parte del océano de la fe que Dios ha estado entretejiendo día a día desde la creación del mundo. Eres una gota más, eres importante, virtuoso, valioso, lleno de dones, de regalos, de sabor, de sueños y metas. Funde tu vida con la de Dios, integrate a su reino, acepta su ley, su voz, su plan, estudia su palabra, ora, sacrifica, entrega y como una gota que refleja a tus antepasados, no morirás, sino que serás una creación nueva, para ayudar a irrigar la humanidad junto con la gracia y voluntad de Dios
Bendiciones
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