EL PAN ES UNO

Paz y bien hermanos

El bebe se alimenta en el interior de la madre del pan de vida que ella le proporciona. De sus pensamientos, de sus alegrías, de sus dolencias, de sus penas y recuerdos, de su amor y de su sacrificio. Crece y se desarrolla abrigado por la placenta materna que le protege y le sostiene. Al nacer inicia su nueva vida en la placenta terrenal para iniciar a cultivar su espíritu el cual será alimentado del pan de vida, del amor, de la paz, de la alegría, de la verdad, de la bondad y el sacrificio.

¿Sabias que tu cuerpo es ahora la placenta del espíritu y tu cual madre deberás nutrirle día a día para que crezca, y se desarrolle? ¿De qué alimentas tu Espíritu? ¿Qué pensamientos nutren tu interior y que acciones tu existencia y la de quienes te rodean? ¿Estas preparando tu vida para que tu cuerpo sea desechado cuando tu espíritu nazca a la vida eterna o para que tu Espíritu sucumba y perezca junto con el cuerpo?

Jesús nutrirá tu Espíritu porque es el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre, entonces dirige tu vida hacia Jesús.

Permite que tu Espíritu se fortalezca con Jesús, porque el que come su carne y bebe su sangre tiene vida eterna y Él lo resucitará en el último día. Unifica tu existencia con la de Jesús, comiendo su carne y bebiendo su sangre y así habitaras en Él y Él en ti.

Ejercita tu Espíritu con la oración diaria para que salte de gozo, se inunde de alegría, y sea abrazado por la unción recibida por tu amor y tus cuidados.

Como una buena madre lo haría, ilustra, educa, fortalece tu Espíritu con la palabra de Dios, para que crezcan en tu interior los dones que sostendrán los frutos de tu esfuerzo y tu amor a Dios.

El cáliz de la bendición que bendecimos, ¿no es comunión con la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo? El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque comemos todos del mismo pan.

Bendiciones

Juan (6,51-58)