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LAS PIEDRAS DE TU REFUGIO

Paz y bien hermanos.

Un refugio puede ser un acorazado con cañones y cientos de hombres prestando guardia o una simple cueva encubierta con las telarañas o la lama y las plantas. Un refugio pueden ser las plantas marinas, o una nube que apaga el fuego del cielo. Un refugio puede ser los brazos de una madre o el abrazo del amigo o la palabra de aliento en los momentos difíciles.

La realidad que para cada momento de la vida hay un refugio y cada quien encuentra uno para la suya. ¿Dónde está tu refugio cuando sientes miedo o sientes tristeza? ¿En qué o quién te refugias? ¿De que esta hecho tu refugio? ¿Sabías que la cascara de un huevo refugia un polluelo y la placenta de la madre, un hijo?

Hay quienes se refugian en una copa de vino y ella termina por ahogar sus vidas. Hay quienes se refugian en el televisor, la música, la fiesta, o los videos y el internet y terminan amarrados, encadenados, esclavizados, inmovilizados. Hay quienes se refugian en las amistades y terminan extraviados, perdidos, solos.

Jesús llego a la vida de un pueblo que no hallaba refugio, que no tenía nada ni nadie que le protegiera, que no contaba con defensa alguna.

Jesús, un hombre débil como la cascara del huevo o la placenta de la madre, protegió y envolvió con sus palabras sus oraciones, su presencia, su humildad, su misericordia, su unción, a todo quien le acepto, a quien se acercó buscándole como hijo de Dios, como Mesías, como Dios con nosotros. Quienes en Él pusieron su confianza dijeron: Mejor es refugiarse en el Señor que fiarse de los hombres, mejor es refugiarse en el Señor que fiarse de los jefes.

Jesús es la piedra angular del refugio de Dios para los hombres. Es la piedra que desechasteis vosotros, los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular; ningún otro puede salvar; bajo el cielo, no se nos ha dado otro nombre que pueda salvarnos.

Como la oveja que busca refugio en su pastor, así corren los hijos de Dios en busca de Jesús, porque es el Pastor que da la vida por sus ovejas, Él no abandona sus ovejas sino que las protege del lobo porque le importan ellas.

A ti que buscas un refugio para tu existencia, Jesús el buen pastor te dice: Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi Padre.

Que las piedras que construyen tu refugio sean la palabra de Dios y la oración y hallaras en el a Dios. Cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.

Bendiciones

Juan (10 11-18)

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